La sombra de las ramas en la arena forma una seca circunferencia en la garganta de los perros.
La lluvia y el barro bloquean los caminos como los dolores de cabeza que el otoño trae a los lugares sobrepoblados.
Una mordaza recorre las avenidas en círculo como pequeñas invasiones de aire marino.
Las escaleras conducen a la humedad de la madrugada y a los esqueletos de álamos que dividen las parcelas.
Las máquinas, los establos y las áreas de picnic se oxidan al sol, los buses pasan vacíos.
Los camiones son una cirugía a través de los caminos y la noche se alarga para que la piel de nuestros hombros ayude a enfriar el clima.