La violinista del quinto
Ella se abraza y se queda quieta
aprieta los dientes
va y viene sintiendo el olor del pato
que la vecina descuartizó.
Se abraza cada vez más largo
desde su ventana ve la cabeza sangrante
del pato
cruza y la ceremonia se anuncia
la cocina hierve, las especias tendidas
mientras ella paladea el deseo:
la boca se abre,
se huele la comida, se abraza nuevamente,
abre los ojos, la boca abre,
la abraza, se besan
hasta que el beso muerde
el elixir de los vampiros
y ahí regresa
y vuelve a ser la violinista del quinto piso.
Velorio
Huelo a río quemado en los ojos de ese hombre,
abro, cierro las ventanas
mujeres envueltas gritan, hablan,
no sé cuántas cosas han pasado en diez años
antes de dormirme, a veces tiemblo
otras lloro
los lobos aúllan y enciendo velitas
prefiero velar al muerto antes de que muera
con los ojos
desnudos
y todavía mirándome.