So don’t get any big ideas
they’re not gonna happen
you’ll go to hell for what
your dirty mind is thinking
Todo me da vueltas. Le doy un trago largo a la botella con «agua » que llevo en el bolso desde que terminó el concierto de Radiohead, no sabía cuántas pastillas cabían en mi boca. Mi canción favorita fue «Nude » . Como puedo me incorporo y empiezo a caminar hacia el hotel. Ya está amaneciendo, seguramente cuando llegue a la habitación 304 ya estará el sol pegándome en la cara. Odio llegar de día a mi cama.
«Don’t get any big ideas they’re not gonna happen » .
Sacaron mis cosas, no tengo dinero; lo último lo gasté viendo a Tom Yorke y compañía. Vagaré, la ciudad lo amerita.
«Now that you found it, it’s gone now that you feel it, you don’t you’ve gone off the rails » .
Llevo tres días aquí, sin luz.
Mañana es mi cumpleaños. Nadie lo recuerda.
A veces, ellos me visitan. Ayer me golpearon. Desperté, ya se habían ido.
Subí al último piso. No podrán encontrarme.
Recuerdo mi cumpleaños número seis: fiesta temática de las Tortugas Ninja. Las odiaba. Sólo imaginar a un cuarteto de reptiles enormes, vagando por las alcantarillas, me atemorizaba. Yo era El Destructor.
Se escuchan ruidos. Me buscan. Me hago chiquito.
A los once años dejé de ser El Destructor, para entonces ya era Vegeta. El mundo era una maldita sabandija. Un idiota arruinó mi pastel de cumpleaños en forma del planeta Vegita: me aventó hacia él. Fui el culpable de la extinción de toda una civilización.
Golpean la puerta. Huele a tíner. Siguen toncheándose.
A los trece, ya no tuve fiesta. Papá se fue de casa. Mamá olvidó cómo sonreír, un año más tarde murió.
Yo ya no era nadie. Mis días correteando reptiles y como príncipe saiyajin eran historia.
Me han encontrado. Tienen gasolina. Encienden el edificio. Todo arde. No muero. Transmuto. ¡Por fin! ¡Me he convertido en supersaiyajin!
¡Arde! ¡Maldito mundo sabandija!
«You’ll go to hell for what your dirty mind is thinking » .
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