Guadalajara, Jalisco
El sueñógrafo
Al sur del sur hay un hombre que lee los sueños. Su padre, un húsar muy sabio, le heredó un sueñógrafo. El único requisito que pide es que deben llevar bien sujetos a sus sueños para que, en su palacio, no copulen con otro sueño en celo o perdido y se multipliquen o se fundan.
El sueño de Malena
Malena soñó un árbol que no tenía raíz, se sujetaba de las nubes con sus largas ramas y las nubes le regalaban el agua. A Malena le pareció un hecho tan fantástico que, en su sueño, subió al árbol y trepó en él hasta llegar a las nubes. La vista era tan espléndida que podía voltear hacia su cuarto y mirarse soñando el sueño que soñaba.
El mirlo
El mirlo sueña; pero no sueña, porque si sueña se convierte en mirlo.
Rojo
Mordió sus labios, el mundo se llenó de fiesta.
Del arte
Fue la poesía, luego el hombre. Porque antes de resucitar de su letargo primero, antes de entrar en el sueño de Dios, la mirada del mono yacía ya columpiada en otro sueño, quizá más anhelado: la voz cegadora de la hembra imposible.