M´illumino d´immenso es un concurso que fomenta la traducción y difusión tanto de la poesía italiana como de la poesía suizo-italiana en los países de habla hispana. Es organizado por los poetas Vianni Bianconi (Suiza) y Fabio Morábito (México), y por la traductora Barbara Bertoni, coordinadora del Laboratorio Trādūxit, gracias al apoyo del Instituto Italiano de Cultura de la Ciudad de México y de la Embajada de Suiza en México, con el patrocionio de la Biblioteche di Roma.
Un jurado compuesto por Barbara Bertoni, Miguel Ángel Cuevas, Inés Garland, Fabio Morábito y Jorge Yglesias, decidió otorgar una mención honorífica a Marco Perilli (Trento, Italia) y el premio de la séptima edición a Helena Aguilà Ruzola, de Barcelona, España.
La ganadora es traductora del italiano al español y al catalán y cuenta con más de trescientos títulos publicados. Es miembro de la junta directiva y responsable de Comunicación de la Asociación Española de Lengua Italiana y Traducción y fue vicepresidenta de la Sección Autónoma de Traductores de Libros de la Asociación Colegial de Escritores española. Es profesora e investigadora de Filología Italiana en la Universitat Autònoma de Barcelona y miembro del Nuevo Proyecto Boscán-Catálogo histórico y crítico de traducciones españolas de obras italianas (MICIU), del Proyecto WINK-Women Invisible Ink (European Research Council) y de los grupos Cuerpo y textualidad (UAB) y Translatio: La traducción de los clásicos y las letras españolas en la Edad moderna (École des Hautes Études Hispaniques et Ibériques). Además es codirectora de las Jornadas Internacionales sobre Traducción Literaria.
A continuación presentamos su trabajo.
Los trajes y los cuerpos
Llenos de ojales desfibrados y hábiles
remiendos, pero los trajes
se veían como nuevos. Por las noches
los dejaba con cuidado
en una silla, poco importaban
el humor o la estabilidad,
el lamento de la consorte que lo atormentaba.
Y con ellos dejaba el tic tac
que marcaba sus días y noches, el reloj
de bolsillo con una cruz
helvética sobre fondo rojo, símbolo
de exactitud prendido en un joyero de cristal
forrado por dentro de terciopelo
a la espera de reliquias microscópicas.
Los trajes duraban años:
el negro, el gris claro, el de espiga.
Todos con su chaleco, en el que colgaba de día
la cadena que parecía de diamantes
entre un ojal y el reloj en el bolsillo.
Cargado de vino algunas noches llegaba,
se desnudaba entre sueños, la mañana acuciaba.
Mas despertaba fresco como yo a veces,
ahora tal vez mayor que aquella edad suya,
que lo atisbaba recogiendo su vestimenta:
la chaqueta digna, el pantalón
con la raya impecable. ¿Y qué
decir del festón rosa del calzoncillo
y del cuello almidonado?
Así, todo se regocijaba a cada
nuevo despertar, afeitado y tranquilo
y de un color claro si, relajadas tras el descanso,
palidecían las venitas capilares en las mejillas.
¡Qué decoro el traje renovado
cada día, restaurado
con la persistencia de la juventud!
Digo el negro, el gris claro, el de espiga
y un cuarto, creo, heredado de un pariente
difunto; duraban años.
Yo los espiaba mañana tras mañana
y lo espiaba a él: impasible a todo,
al paso del tiempo,
al mal de los acreedores.
Giovanni Giudici, Il male dei creditori (Mondadori, 1977).
Gli abiti e i corpi
Ormai sfibrate le asole e sapienti
Rammendi qua e là – ma gli abiti
Sembravano come nuovi. Egli
Accurato ogni sera li deponeva
Sopra una sedia – quali
Che fossero l’umore o la stabilità
L’uxorio brontolamento che lo affliggeva.
E deponeva con essi il tic-tac
Che gli scandiva giorni e notti, l’oriolo
Da tasca con una croce
Elvetica in campo rosso – emblema
Di esattezza agganciato a una teca di cristallo
Con dentro una trapunta di velluto
In attesa di reliquie microscopiche.
Gli abiti duravano anni:
Il nero, il grigetto, un altro a spina di pesce.
E ognuno col suo panciotto sul quale durante il giorno
La catenella che pareva di diamanti
Tra un’asola e l’oriolo nel taschino si stendeva.
Lui certe sere era greve di vino.
Si spogliava nel sonno, puntava al mattino.
Ma si destava fresco come certe volte io
Adesso forse più vecchio di quella sua età,
Che lo sbirciavo ritrovare le sue spoglie:
La giacca dignitosa, i pantaloni
Dall’impeccabile piega. E perché
Non dire del fregio rosa sulle mutande?
Perché tacere il colletto inamidato?
Tutto così ringiocondiva a ogni
Risveglio – sbarbato e tranquillo
E di un colore chiaro se distese dal riposo
Sbiadivano sulle guance le venuzze capillari.
Quale decoro l’abito
Rinnovato ogni giorno, restaurato
Dal persistere della giovinezza!
Dico il nero, il grigetto, un altro a spina di pesce
E un quarto credo ereditato da un parenteo
Defunto: duravano anni.
Io li spiavo mattina dopo mattina
E lui spiavo impassibile a tutto:
Al passare del tempo,
Al male dei creditori.
Cnidaria (Fragmento)
Espacios
antes de nada
únicos colores
habitables
edificados
en un casi alto
en una casi
dirección
no interior
espacios
resbalan
unos milímetros
enormes
lo que no pueden
aplastan
Rojo
retoma
las corrientes
las engulle
compacto
apenas sobre
el blanco
la última salida
no de emergencia
plano
elabora
partes insignificantes
las acumula
y luego
espacios
Gris
se desliza
sube por la salida
una pared
la ha llenado
suspendido del agua
del cemento
un bloque calmo
cálido
gris
sin destellos
habla
guías opacas
en dirección
exterior
habla
Amarillo
florece
por menos
luz
se dispersa
la engulle
sólo lo mínimo
parece negro
retomado
desde el agua
amarillo
apaga otra vez
diciendo
Negro
extendiéndose
todo superficie
plano
película
medida en cuerpos
resbalando
unos metros
a partir
de arriba
sólo para nosotros
rincones
salidas
en transparentes
jirones
Digerida
una vez
la segunda
convertida en
roca
agua muy pesada
al fondo
se precipita
—mastícala
tú
decía el
de arriba
—coral
pensaba
otra vez
coral.
Mil tentáculos
y mil bocas
una imagen de calma
también mojadas
las últimas casas
—¿no ves la destrucción?
pregunto
No responde
el abismo
desenrollándose
sino el pigmento
rojo
de las algas
Estamos
entre una luz
y otra
la superficie
y su red
Laura Accerboni, Il prima e il dopo dell’acqua (Einaudi, 2024).
Cnidaria (Frammento)
Spazi
prima di tutto
unici colori
abitabili
edificati
in un quasi alto
in una quasi
direzione
non interno
spazi
scivolano
di millimetri
enormi
quanto non possono
schiacciano
Rosso
si riprende
le correnti
le mangia
compatto
appena sopra
il bianco
l’uscita ultima
non d’emergenza
piatto
elabora
parti insignificanti
ne fa cumuli
e poi
spazi
Grigio
scorre
sale lungo l’uscita
una parete
l’ha riempita
appeso all’acqua
al cemento
un blocco calmo
caldo
grigio
non lampeggia
parla
guide opache
in direzione
esterno
parla
Giallo
fiorisce
per meno
luce
si dirama
la mangia
solo quanto basta
sembra nero
ripreso
dall’acqua
giallo
ancora spegni
dicendo
Nero
stendendosi
tutto superficie
piatto
pellicola
misurata in corpi
scivolando
in metri
a partire
dall’alto
solo per noi
angoli
uscite
in trasparenti
strappi
Digerita
una volta
alla seconda
è diventata
roccia
acqua pesantissima
a fondo
precipitata
– masticala
tu
diceva quello
in alto
– corallo
pensava
ancora
corallo
Mille tentacoli
e mille bocche
un’immagine di quiete
bagnate anche le
ultime case
– non vedi la distruzione? –
chiedo
Non
l’abisso risponde
srotolandosi
ma il pigmento
rosso
delle alghe
Siamo
tra una luce
e l’altra
la superficie
e la sua rete