Mi reflejo / Aldo Dávalos Martínez

Preparatoria 4 /2012B

En el espejo veo a un joven, 17 años y al parecer con toda una vida por delante. Mis ojos se encuentran, unos ojos cafés que están en búsqueda de algo, en búsqueda de un pasto más verde, un clima más cálido y agua más fresca. Debajo hay una puerta húmeda, pero cerrada. Es mi boca, una boca con mucho que decir, pero sin la libertad ni las palabras para hacerlo. Lo que más sobresale es mi cabello y mi barba, los dos un tanto satanizados pero que representan independencia, identidad y hasta sueños. Debajo del cabello reposan mis orejas, son muy intolerantes y escuchan lo que les conviene, podría considerarlas puertas a mi alma. En mi torso veo un baúl, que, debo admitir, no huele muy bien. El baúl guarda mis engranes fundamentales, ahora en descomposición gracias a mis adicciones. Conectados al torso hay unos brazos frustrados, cansados de no poder alcanzar lo que buscan. Me mantienen en pie unas piernas con alas que me recuerdan a las del dios griego Hermes. Sin embargo y a pesar de las alas, no pueden volar, parecen estar ancladas a un suelo sucio y sin esperanzas, aunque con cadenas que día a día se desgastan y que algún día me dejarán ser libre.

 

 

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