Metempsicosis / Juan Cristóbal Romero

     Ya cuento treinta y ocho y, en la fuga
     de la edad, he dejado atrás, distantes,
     a los otros que fui, los ocupantes
     primeros de esta piel que ahora se arruga.
     
     Murió el niño que tuvo una tortuga,
     murió el joven de fiebres delirantes,
     el novio envanecido y varios antes.
     Hoy el padre es mordido por la oruga.
    
     Cómo llamarle vida a estos difuntos
     que habitaron mi carne. Ayer despiertos,
     hoy hablan con dormidos contrapuntos.
    
     Tan corto viaje para tantos puertos;
     si morir es olvido y sueño juntos,
     vivir es una sucesión de muertos.

 

 

 

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