Mesa de novedades

     El ojo en la nuca, de Ilan Stavans y Juan Villoro. Anagrama, Barcelona, 2014.
    Diálogo sin novela
     «Ver lo que nunca vemos, entender nuestra situación vital de otra forma»: es lo que logra el lector que atestigua la conversación en la que Ilan Stavans y Juan Villoro intercambian opiniones sobre México, la escritura, los escritores, el cuerpo y un etcétera lleno de atractivos temas y sutilezas derivadas de ellos. Publicado por Anagrama en su colección Narrativas hispánicas, uno se pregunta si a este diálogo se le quitó la novela que lo envolvía o si es una novela posmoderna escrita por dos mexicanos tan diferentes y a la vez tan parecidos en sus talentos, circunstancia que logra que la plática fluya, llegue a alturas literarias y roce la mano de la filosofía, esa señorita de cuerpo tan escondido en estas fechas en que la necesitamos tanto.

     La fiesta de la insignificancia, de Milan Kundera. Tusquets, México, 2014.
     Hacia la nada
     Tan sólo para criticar (en todos los sentidos de este verbo) vale la pena leer el libro más reciente de Milan Kundera, quien logró que la imprenta lo extrañara catorce años. Desde las primeras páginas del libro, los personajes comienzan con los preparativos de la fiesta del título. Un grupo de amiguetes puebla esta novelita situada en un París en el que no pasa nada (más si la leemos desde esta América en la que está pasando todo), salvo las conversaciones que llevan a la simple tarea de filosofar. Sí, los amiguetes, aun sin proponérselo, van encaminados hacia la dorada metafísica, pero lo que encuentran no es la contundencia griega, sino la nada en bruto con una sonrisa oriental encantadora, flotando en un jardín bien regado, cerquita de la Sorbona.

     Catálogo de formas, de Nicolás Cabral. Periférica, Cáceres, 2014.
     Llave poética
     La poesía es la herramienta que utiliza Nicolás Cabral para narrar en su primera novela la historia del Arquitecto. La herramienta puede parecer pesada, pero en realidad resulta eficaz para contar las obsesiones del protagonista y para ayudar al lector a descubrir los pormenores de la trama
—sofisticada orfebrería. Creada con pequeños capítulos de lenguaje pulidísimo, la novela forma un laberinto existencial no sólo del personaje principal sino también del país que es escenario de sus acciones. Es la historia secreta de la modernidad estética del lugar en el que nos sitúa. La poesía es el instrumento, no el fin, es la clave, la llave para ir abriendo todas las puertas de esta excéntrica construcción narrativa que se eleva hacia el arte.

 

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