Mesa de novedades

Olinka, de Antonio Ortuño. Seix Barral, México, 2018.

Trituración placentera
Guadalajara es el escenario de Olinka, sexta novela de Antonio Ortuño; sin embargo, es en realidad una ciudad literaria, como la Santa Rita de su propia La fila india (2013), Comala o Macondo. En esta Guadalajara novelesca sitúa Ortuño una historia contada con maestría literaria, una narración que va más allá de la denuncia de casos reales gracias a su mecanismo de ficción, cuyos engranajes atrapan desde el inicio, cuando sabemos que Aurelio Blanco, sin ser culpable, ha estado en la cárcel quince años por delitos cometidos en torno a Olinka, fraccionamiento exclusivo. Aunque le duele, el lector se deja triturar por este preciso mecanismo de ficción que, finalmente, produce un inmenso placer literario.

El quinto postulado / Dobleces, de Luigi Amara. Sexto piso, México, 2018.

Libro de dos caras
Luigi Amara creó, literalmente, un libro de dos caras. En El quinto postulado / Dobleces, el lector encara la historia de amor de dos líneas paralelas que producen discurso sin tocarse (“Sabes que te deseo” / ”Sólo en tanto no lleguemos a encontrarnos”) y, yéndose a la otra orilla del libro, el despliegue simbólico y real del pensamiento reflexivo: “Basta doblar una hoja de papel para que aparezca su cara oculta” / “Ese momento en que se descubre, al dar la vuelta a la hoja, que la profundidad es más que un juego de la superficie, su pliegue”. Ensayo, filosofía, narración, ironía, acción, este libro profundiza y a la vez se despliega para reflexionar sobre la ficción del amor y el pensamiento.

l Ahora me rindo y eso es todo, de Álvaro Enrigue. Anagrama, Barcelona, 2018.

Atrevimiento descomunal
Desde el principio, esta novela muestra su ambición de contar la historia inabarcable de la Apachería, para muchos inexistente, perdida en el tiempo. Este territorio móvil, situado en/entre Estados Unidos y México, es recuperado por Álvaro Enrigue en Ahora me rindo y eso es todo, un fresco de tres dimensiones —ficción, historia documentada, autoficción— que nos hace vivir en un lugar que sólo podemos imaginar, soñar, leer: en el centro, Gerónimo, el indio apache, personaje histórico que se ha vuelto fantástico, y también ahí, Camila, personaje de ficción que bien podría ser histórico, y el propio Enrigue, que se autoescribe en su propia novela para redondear un atrevimiento literario descomunal.

Tomografía de lo ínfimo, de Laura Sofía Rivero. Secretaría de Educación del Estado de México, Toluca, 2018.

Lo elemental
«Las cosas diminutas no necesariamente son pequeñeces», se lee en el «Minifacio» de este volumen. «Ínfimo es también elemental». Al mando de una prosa cuya búsqueda rigurosa de precisión se entiende perfectamente con la voluntad poética, la autora sabe bien que la atención ensayística hace sus mejores hallazgos en lo que suele pasar inadvertido. Y esa prosa vuelve memorables tales hallazgos. Por la inteligencia que conduce sus búsquedas, pero también por el notable sentido del humor que las alienta, Laura Sofía Rivero es una de las ensayistas que más gusto da descubrir en la literatura mexicana de los últimos años, como seguramente podrá comprobarlo quien se asome a este libro fascinante y entrañable.

 

 

Necesidad de música, de George Steiner. Grano de Sal, México, 2019.

Pasión central
Para George Steiner, la música es «una pasión central», a decir de Rafael Vargas, el responsable de esta compilación. «La música está, como la poesía, en el origen de lo que piensa. Gran lector, no puede dejar de preguntarse qué significa, aunque sabe de antemano que ese significado no puede traducirse a palabras: es inefable». Una maravilla de este libro radica, desde luego, en que nos permite hacer compañía a una de las mentes vivas más brillantes mientras se halla entregada a esa pasión; otra maravilla es el estilo de Steiner. Y una más es toda la música que, con sabiduría y generosidad,  nos invita a escuchar mientras pasamos sus páginas emocionantes y deslumbrantes.

 

 

l  ¿Por qué escribir?, de Philip Roth. Random House, Barcelona, 2018.

La respuesta
Pocos autores del siglo xx se habrán visto, como Philip Roth, orillados a hacerse cargo de su obra de un modo tan concienzudo como el que se advierte en este libro. Que Roth, desde el comienzo y hasta el fin, tuviera que estar dando explicaciones todo el tiempo, significó que también debió ir enfrentándose, a fondo, con las cuestiones esenciales de su oficio. Y el resultado es una dilatada reflexión que cobra forma en sus ensayos, sus entrevistas, sus discursos… incluso en la aclaración que, hacia el final de su vida, tuvo que hacer a Wikipedia —que no lo consideraba la autoridad más fiable en la obra de Philip Roth. La pregunta que da título a este libro obtiene, aquí, una dilatada respuesta que es absolutamente insuperable.

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