Despedida
De haber estado en su mano, el César se habría expedido a sí mismo el salvoconducto a la gloria. Fue incapaz, ocupado como estaba diezmando a su pueblo, disparando sin tregua y diciendo sandeces (ebrio, también de sangre), y la tarea recayó en el esmerado epigramista que aquí hizo lo que pudo: Filipo acaso habría preferido otro sastre que le ajustara mejor la casaca, otro caballerango que lo proveyera de más mansa bestia (un poni habría quedado lindo), otro retratista que lo enfocara más guapo… pero le tocó éste, que así, por ejemplo, le canta: «Todo Filipo lo vuelve, pues, enorme: / así es él de pequeño». Víctor Cabrera (Arriaga, Chiapas, 1973) firma uno de los libros más exactamente pertinentes del depravado presente mexicano.
Filipo contra los persas, de Víctor Cabrera. Rosa Celeste, Mexico, 2012.
Dar cuenta
Bien encomendada a Montaigne desde el epígrafe, Tedi López Mills (Ciudad de México, 1959) indaga en sí misma y ofrece trece explicaciones (no pedidas) más una (la de su nombre, ésta sí recurrentemente solicitada): el amor, las querencias y los hábitos, la soledad, el temperamento propio y sus modos de definir el mundo, las lecturas, los gatos… A través de la serena interpelación a quien es y a quien ha sido, la autora arrostra todo riesgo de egotismo —para eso es la escritura ensayística, entre otras cosas— e implica infalible, felizmente a sus lectores: la primera persona, así, se vuelve un surtidero rico de posibilidades para la fabricación poética —que para eso también es el ensayo, sobre todo cuando opera en él una inteligencia emocionante como ésta.
Libro de las explicaciones, de Tedi López Mills. Almadía, Oaxaca, 2012.
Dentro del bostezo
«Un día encontré al aburrimiento echado en mi sillón, las manos detrás de la cabeza, desparramado a sus anchas». Luigi Amara (Ciudad de México, 1971) consigna así el descubrimiento de ese invitado indeseable que, por lo visto, se puede saber cuándo llega pero jamás cuándo podrá largarse. Internándose en la enormidad de un bostezo interminable, decidió averiguarlo todo al respecto (es un decir: todo lo que alcanzó a posarse en su mesa de trabajo mientras no lo vencieran el sopor, la ansiedad de hacer otras cosas, el entumecimiento del cuello cuando la mirada permanece por horas mirando un punto en el techo), y escribió este libro admirable. Y si alguna vez llegó a proponerse contagiar su mal a los lectores, fracasó rotundamente.
La escuela del aburrimiento, de Luigi Amara. Sexto Piso, México, 2012.
Fantasías rusas
Como una sostenida perturbación de la realidad, la vida cotidiana en la Unión Soviética podría contar como una variante de la literatura fantástica. Liudmila Petrushévskaia (Moscú, 1938), testigo del auge y la decadencia de ese imperio de lo inverosímil, es una autora cuya materia está suministrada por la atenta observación de conductas y circunstancias que, al ser procesadas por su imaginación inesperada, reduplican sus extrañezas (a menudo escalofriantes) y se vuelven memorablemente sorprendentes. Cumbre de una obra que ganó instantántea celebridad internacional al colapsar aquel tiempo —la autora es tenida por la narradora rusa más importante de la actualidad—, esta colección de cuentos obtuvo en 2010 el Premio Mundial de Fantasía
Érase una vez una mujer que quería matar al bebé de su vecina, de Liudmila Petrushévskaia. Atalanta, Girona, 2011.
Álbum
Toda revista está regida por la tensión entre su fugacidad y sus ansias de perdurar (materialmente, conservada en acervos, o siquiera en el recuerdo de sus lectores). De ahí que su tiempo natural sea el presente, y que su pasado tienda a disiparse sin remedio. Salvo que ocurra algo como lo que hay en este libro: concebido más como un álbum que como un registro exhaustivo (lo que sería prácticamente imposible) de las publicaciones periódicas chilenas de diversa índole, en sus páginas bellamente diseñadas se promueve la recuperación de la historia de que fueron testimonio dichas publicaciones, pero también una reflexión sobre el servicio inestimable que rinden a sus lectores. Un empeño ejemplar, el que ha dado como fruto este libro.
Una historia de las revistas chilenas, de Cecilia García Huidobro Mac Auliffe y Paula Escobar Chavarría. Ediciones Universidad Diego Portales, Santiago de Chile, 2012.
El recuerdo vivo
En este poemario la «herida sangra. / La herida se abre todos los días». Los versos de este Cementerio General narran la historia que comienza con La Moneda en llamas y dos cañones apuntando al presidente Allende. Y Chile se desangra en poemas que no dejan que se olvide el golpe de Estado de 1973, ya que son testimonio de lo vivido por la gente: Ángel, Víctor, Pedro, Manuel, Roberto, Sofía… Y en medio de la dolorosa memoria, el olvido de Pinochet, el dictador juzgado, que sólo dice «No me acuerdo». Pero las lápidas del Cementerio General recuerdan, y el país recuerda, y la ciudad recuerda, y la vida sigue y espera la muerte del tirano: «Estalla entera la ciudad en flores y trompetas. / Se murió el tirano / ya murió el tirano»
Cementerio General, de Fabián Muñoz. Consejo Estatal para la Cultura y las Artes de Jalisco, Guadalajara, 2011.