Clasicidad era el término que agrupaba el conjunto de obras realizadas por Guillermo Pérez Villalta entre 2018 y 2020. Mediterraneidad sugiere el espíritu y el sentido de este nuevo grupo de obras realizadas entre 2021 y 2023. Si Guillermo Pérez Villalta entendía por clasicidad aquellas formas que permanecen en nuestro gusto y la sensación de belleza que desprenden, mediterraneidad es aquello que florece, sin reglas, de esa clasicidad. Un florecimiento de lo espiritual, manifestado a través del optimismo, la belleza y la felicidad, materializado en lo luminoso, lo claro y lo bello de las pinturas.
Si la belleza es el fin supremo, guían su camino el placer y el conocimiento, este último que aspira a ser total, ecléctico, holístico. Frente a las verdades totalizadoras, la duda. Frente a una única forma de ver la realidad, una visión múltiple. De ahí los diferentes puntos de vista, de fuga, que agitan y dinamizan las representaciones del artista. De ahí la revisión que realiza el autor de ciertas vanguardias históricas como el cubismo. No con ánimo de estudio de un movimiento que considera cerrado, finiquitado, sino como sistema de representación válido en la actualidad y con posibilidades de seguir evolucionando hacia nuevos hallazgos y soluciones.
El interés de Guillermo Pérez Villalta por dar un paso más allá, por llegar cada vez más lejos, es perceptible para quien contempla sus pinturas y extenuante, física y mentalmente, para su autor. Muestra de ello es el nivel de complejidad de las obras construidas a base de paraboloides y planos inclinados. O aquellas que exploran las posibilidades y límites de la asimetría. O las que vinculan y mezclan el lenguaje representacional y el lenguaje de la arquitectura. Seguramente más que en ninguna otra ocasión, los órdenes y los elementos arquitectónicos adquieren un protagonismo y dimensión sorprendente, extraordinaria. Si antes mencionábamos el cubismo, ahora sus referentes son el grutesco y las arquitecturas pintadas, aunque los fines no sean los mismos.
La invención es fundamental en Guillermo Pérez Villalta. Su obra es representacional, no naturalista. Sus herramientas son la geometría y las matemáticas. Si el dibujo es el armazón de la pintura, la división armónica de la superficie es el armazón de la composición. Las proporciones, las líneas, los equilibrios, las relaciones entre las formas. Esa geometrización acentúa el carácter abstracto de la obra, al tiempo que la intelectualiza, la racionaliza. De ahí el interés del artista en el arte griego del periodo arcaico.
El comportamiento de esa energía geométrica, de ese impulso racionalista es sin embargo, impredecible. Las obras se muestran desde la absoluta complejidad y dinamismo hasta la simplicidad aparente más extrema. Del manierismo más exacerbado al esencialismo más liviano. De lo profundamente humano al sentimiento más elevado, sagrado y espiritual. De la metafísica presocrática a la neurociencia del siglo XXI.
Y todo mediante una nueva forma de pintar. Cada vez más libre, rica, precisa, compleja; empleando colores y tonos indefinibles y poco utilizados en la actualidad: verdes, violetas, azules, amarillos. Colores intermedios, naturales, que rehúyen la artificiosidad. Y cada vez más esencial, eliminando los elementos superfluos, la narratividad, para que los pensamientos vuelen con libertad, para que la experiencia de la belleza-placer sea total.
Guillermo Pérez Villalta nació en Tarifa, Andalucía, en 1948. Pasó su infancia entre La Línea de la Concepción, Cádiz y Málaga, trasladándose con su familia a Madrid en 1958. En 1969 comenzó los estudios de arquitectura dedicándose al mismo tiempo a la pintura. Hasta la fecha ha realizado más de cien exposiciones individuales dentro y fuera de España.
Es considerado uno de los nombres de referencia dentro del arte español desde la segunda mitad del siglo XX. Le fue concedida la Beca del Ministerio de Cultura (1975), la de la Fundación Juan March (1980) y la del Ministerio de Asuntos Exteriores para la Academia de España en Roma (1989). A lo largo de su trayectoria artística ha recibido diversos galardones, entre ellos el Premio Nacional de Artes Plásticas (1985), Premio de Artes Plásticas de Andalucía (1985), Medalla de Andalucía (1985), Medalla de Oro al Mérito de las Bellas Artes (2006), Premio de Cultura de la Comunidad de Madrid (2007), Premio Tomás Francisco Prieto de Medallística —concedido por la Fundación Real Casa de la Moneda— y el Premio Nacional de Arte Gráfico (2020).
En 2023 obtuvo el Premio AICA (Asociación Española de Críticos de Arte) como mejor artista español en ARCOmadrid.
Las imágenes y los textos sobre la obra y la vida de Guillermo Pérez Villalta aparecen en Luvina por cortesía de la Galería Fernández-Braso de Madrid.
Sitio oficial: galeriafernandez-braso.com
Instagram: @galeria_fernandezbraso/
Facebook: galeriafernandezbraso
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