*** / Martha Leticia Velasco Zaragoza

Preparatoria 12

Siento las marcas del tiempo en tu piel. Resulta casi palpable esa especie de vena procedente de tu núcleo, que viaja por el centro de tu figura; lunares y manchas, su margen perfectamente definido despliega una infinidad de entradas y relieves.
    Las yemas de mis dedos recorren una y otra vez tu figura, colapsando cuando logras entrar en mí. En un impulso de inercia retiro velozmente mi mano, retomo de nuevo la última posición, quizá al mirarla a detalle olvide y se amortigüe el pequeño dolor. Me pregunto las historias que sabrás; en tu tiempo, en las alturas ¿aprendiste a volar? Ligera y con gracia respondes de manera  silenciosa. Y cuando vivías en el piso, ¿qué fue lo que lograste escuchar?
    Tu olor me resulta fascinante, una mezcla perfecta de ámbar, frescura, nostalgia y vejez. En tus colores hay un tinte verdoso de vida mezclado con una gama de naranja y manchas de café, traslúcidas tus partículas… partículas de fe.

 

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