Preparatoria Politécnica de Guadalajara, 2014 B
El único niño que había entre los más poderosos dioses del Olimpo tenía la libertad de crear lo que él quisiera. Ya había creado varios planetas y, en el proceso de crear al planeta tierra, se le antojo dormir y bajo a ella para ver si encontraba un lugar cómodo para descansar. Paso por rocas y suelos tan terregosos que ninguno le pareció cómodo, hasta que llegó a un campo repleto de plantas de algodón. En ese momento se le ocurrió algo.
—Que cómodo sería dormir en algodón… Y si en el cielo, ¿hubiera algodón? ¡Podría dormir sin necesidad de bajar hasta el campo!
Y así fue como se crearon las nubes. Todas las tardes el niño viajaba a la tierra para tomar su siesta por el cielo y se pasaba de nube en nube.