Afuera están sembrando árboles: el tictac de una herramienta en la
tierra, una pala golpeando una piedra. Arcilla dejada en la acera en pequeños terrones de negro, y ahora, mucho más tarde, en la mayor negrura de la noche, la mujer de al lado se queja —tictac de la herramienta en la tierra— y la queja cambia el color de la hora, jalando en el dedal de la piel. Ahora todo negro, toda la arcilla se reacomoda, aunque sin aliento, esperando otra ola de sonido, mientras aumenta y escala —el golpeteo, el golpeteo de los cuerpos al otro lado de la puerta, alto y con urgencia suficiente para entrar en la cocina con su sonido, el pasillo, la sala, la escalera abriendo su camino a través de los muros que separan estos cuartos de aquéllos, y un grito sube otra vez y desparece; luego un llanto real, el sonido de las lágrimas, luego negrura —no el nuevo negro sino el viejo que me quiero poner: el color del cielo antes de las estrellas, antes de la luz, bajo la risa hueca, bajo el estremecimiento que es la cara moderna, esa noche, antes de la cripta de blanquecina luz o algún previo amanecer practicando para Rothko, alumbrando el fondo de árboles muertos, correctos saludos, palos. Detrás de esa luz está el viejo negro. Y yo quiero regresar.
Irony Is the New Black
Outside, they’re planting trees: the tick, tick of a tool on soil, a trowel hitting rock. Loam left on the sidewalk in small clumps of black, and now, much later, in the larger black of night, the woman next door is moaning—tick, tick of tool on soil—and moaning shifts the color of the hour, pulling at the thimble of skin. Now all black, all loam reset-tles, restlessly though, waiting for another wave of sound, as it esca-
lates and scales—the slap, slap of bodies on the other side of the door,
loud and urgent enough to enter the kitchen with their sound, the
hallway, living room, the staircase splitting its way down the walls that separate these rooms from those, and a cry comes up again, and vanish-es; then real crying, the sound of tears, then black—and not the new black, but the old I want to wear: color of sky before stars, before light, under the hollow laughter, under the wince that is the modern face, that night, prior to the sepulcher of bleached light or some prior dawn rehearsing for Rothko, lighting its background of death trees, proper handshakes, sticks. Beyond that light is the old black. And I want to go back.