Preparatoria 12 / 2013B
La fiesta de burgueses es perturbada por el cadáver de Devin y una parvada de cuervos voraces; un invitado extraño aparece entre el alboroto.
Entre el bullicio de voces y otros sonidos, la mano del curioso se dirige hacia la perilla: la toma, la gira… un breve sonido del mecanismo. Una voz grave pronuncia “Aquí está la puerta”. Abre. Y por un momento aprecia un rectángulo en la oscuridad profunda, antes de que cuervos negros comiencen a salir revoloteando y graznando. Rodearon a su libertador, comenzaron a devorar con avidez el cadáver, otros más que continuaban saliendo picaban los rostros y brazos de los presentes, que intentaban quitárselos de encima. Ajeno a aquel alboroto, parado frente a aquel abismo de misterio que provoca la singular mezcla de miedo y curiosidad, se decide a dar un paso dentro. Impulsado por la misma emoción, percibe el aroma cadavérico de la carroña, da un segundo paso, no percibe más allá de su olfato. Ni siquiera llega una luz del exterior. Teme alzar los brazos a los lados y encontrarse algo macabro. Da un tercer paso y la puerta se cierra.