Hasta que amanezca,
Hasta que perderte se vuelva inevitable,
Hasta que la interminable línea de placeres
Que produces mientras amas, se disgreguen,
Se separen, se dispersen, se recuerden,
Se adolezcan, se enriquezcan, se despierten.
Hasta que amanezca,
Hasta que tu cuerpo se vuelva otra ciencia,
Llena de leyes y pasajes secretos,
Rutas diversas para llegar a tus centros
Y tus periferias,
A cada uno de los besos.
Besos que no cupieron en la boca mía
Y acabaron siendo frases rotas,
Rotas a besos,
Aquellos que más de uno salieron de la boca tuya
Y se buscaron y se encontraron y se cansaron de no ser amados
Y se desearon y se lograron y se desbalagaron por sobre tu piel
Y sobre la mía se desvivían y se destruían al contacto con el tiempo.
Hasta que amanezca…
Hasta que te duermas por fin serena entre mis brazos
Y te vayas dejando caer despacio, pétalo en el viento, vals, tango,
Sabor amargo a despedida, sabor dulce a reencuentros,
Hasta que respires hondo al ritmo de mi pecho
Y en un suspiro te prendas de mi cuerpo,
Me vuelva el ancla para el navío de tu alma exploradora de sueños,
De nuevos mundos, de nuevos cielos, de otros rumbos,
De nuevos mitos, de nuevos cuentos, de otros y otros más pequeños.
Poema ganador del Segundo Lugar de Poesía en el concurso literario convocado por el CUCEA-UdeG durante el segundo semestre de 2009. La autora es estudiante de la Licenciatura en Economía que se oferta en ese centro universitario.