Hablo solo / Selene Guadalupe González Briseño

Preparatoria 12

“Hablo solo, bebo té, tomo notas para hacer de mi vida sin ti algo habitable.”
     Escuchando la primera estrofa de una canción, pienso qué estará pasando contigo. ¿Será que hasta el día de hoy puedo comprenderlo? ¿Acaso será hoy?
     Ella vive tan irónicamente y aun así la prefieres; sufro en silencio por no tenerte a mi lado. Estuvimos bastante tiempo y juro que la pasé muy bien, el plan era tener algo sin poner mi corazón en peligro, y lo único que gané es que ahora tengo que tomar algo para poder dormir, esa pastilla rosa que me deja escapar de esta cruel realidad.
     Creo que tu corazón ebúrneo nunca ha querido sentir y eso me da lástima, el miedo que sientes lo único que hará es que termines solo.
     La música sigue fluyendo como los ríos y, encendiendo una larga pipa, sigo pensando en ti, y no es lo más  conveniente pues terminaré herida.
     Continúo escuchando. “Así pues, cuando no tengas nada que hacer y yo pase por tu cabeza, nadie podrá oírte, así que piensa en mí como si me quisieras.”
     Sigo escuchándote cuestionar hasta al mismo amor y pienso en voz alta “¿Será esto posible?”.
     Solo tú te atreverías a cuestionar algo tan mágico como el amor, así que dejo atrás mi duda.
     Después de varios días de soledad, me resigno y, dirigiéndome hacia un encuentro poco probable contigo, levanto la cabeza y continúo caminando.
     Tal vez te encuentre con alguien disfrutando de su compañía, o a ti y tus malditos excesos.
     “Nos quedarán menos mal, Dry Martini, s.a.”
     Me detengo a juzgar esta pequeña parte y comprendo que puedo continuar sin tu presencia en esta vida tan bella pero tan miserable a la vez.
     “El aire, el aire, quererte es intentar atrapar con las manos el aire, quererte es como obrar un milagro.”
     Luego de todo lo pensado vuelvo a estar a tus pies, veo pasar el tiempo en mi reloj de bolsillo y con un bello plenilunio espero poder tener un momento contigo.
     Después de un buen abrazo y siendo ya muy tarde, te digo: “¿Puedo contar con tu compañía hasta la puerta de mi casa?”.
     Escuchando un lindo “sí” de tu boca, sigo caminando a tu lado, tengo muy presente que tendremos un bello paseo inmoral.
     Llegamos a un lugar más sosegado, empiezas a besarme, nos besamos; después preguntas si quiero hacerlo más divertido, yo titubeo, al final contesto que sí.
     Me pregunto: “¿Será esto prudente?”.
     Me quedo con la duda y continúo con lo de nosotros, todo empieza a cambiar, ahora creo no poder controlarte.
     Buscas en tus bolsillos, desesperado, y preguntas: “¿Quieres ir a otro lado?”.
     Sé hasta dónde quieres llegar y me detengo ahí, después ayudo a que te vayas y te doy un pequeño beso.
     Todo terminó, nunca supe si tuvimos algo, si en realidad me quisiste, y tendré la duda hasta que te olvide, y, para que lo sepas, yo te he querido.
     “Y ahora, si tiemblo de dolor, y si aúllo de dolor, y si ladro de dolor, y si ululo de dolor es por ti.”
     Encendiendo un cigarrillo, me pongo a cuestionar todo lo acontecido y comprendo más las cosas.

 

 

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