Un testigo para el mal / Mathew Timmons

Un testigo para el mal, una voz para los mudos y un símbolo eterno de resolución canta ahora para nosotros, a través de las décadas. Los editores de la revista Time reprodujeron para mí tu voz, que cantaba una vieja canción y añadía anotaciones, fotos, mapas y citas. Cantaste sin los instrumentos que amabas, sin otras voces que cubrieran la tuya. Reprodujeron tu voz y sonabas tan bien… Todo lo que tú eras fue capturado y resumido. Vacié los platos de la cena, limpié la mesa y barrí debajo de la mesa, guardé la comida, preparé el almuerzo para los que habían almorzado y limpié el escurridor, los entrepaños y la estufa. Cierra los ojos (oh, sí, y siéntate primero), inhala un par de veces y siente cómo empiezas a tranquilizarte. Hazle una pregunta a tu intuición; puede ser sobre a dónde moverse, qué dirección tomar en tu nueva vida o si es verdad, después de más de cuatro décadas, que tienes una voz independiente.
    
Mientras abogaba por la protección, la conservación histórica, el crecimiento responsable y mucho más, murió el sábado, dejando un mudo vacío en la oscuridad de abajo. Apreté mis ojos cerrados, pero prosiguió tu voz y cada palabra parecía perforarme por dentro. «Esta noche debemos abandonar el apiario y marcharnos al Oeste», dijo la voz. «Y si nuestros corazones son sinceros, la voz del silencio… La voz del silencio nos hablará en piedras». El Amor, el Amor es real y no hay sueños más largos. El Amor es un sueño y no existe otra realidad más larga. La ley de no-contradicción es una contradicción en sí. ¿Habrá una forma de conseguir que esta voz muda me despierte mañana en la mañana?

     No pude sino intentar apresurarme en mi presentación: una maniobra de tu repertorio que he incorporado en un intento por robarte cámara junto con alguna broma marrullera, humillando a los dos representantes que ahí se encontraban y condescendiendo ante el mítico Doctor que estaba presente. Como un enviado a través de los años, me ayudaste a convertirme más y más en una suerte de voz de la justicia. Siento que no puedo expresar nada que no sean mis sentimientos verdaderos. Trato de tomar las emisiones bajas (casi cero), una economía excelente y otras fuerzas híbridas de quien las tenga. Te moviste hacia delante a la par de los cambios cívicos en curso antes de que 23 millones de ciudadanos, en su debilidad, te detuvieran. Pero yo no podía oírte, toda la escena era demasiado ruidosa. ¿Acaso dijiste: «Podría matarlos»? Habla lento y fuerte. Prueba con el radio o con las propiedades del sistema de sonido. Sigo sin poder entenderte. ¿Acaso dijiste: «No puedo dar otro paso»? Yo tampoco espero el paseo, te lo aseguro. Mientras nuestros compañeros de viaje terminaban de abordar, guardar sus pertenencias y abrocharse el cinturón, escuchamos el ruido del motor y de la pista, vimos aparecer las visibles luces de advertencia y aguardábamos la aceleración de los motores y el descenso rápido en la pista. En su lugar, el piloto anunció que «La lectura de la computadora indica: “Las ventanas traseras no abren del todo, pero si tú eres quien dices ser, esto va a valer la pena”». El piloto añadió enseguida: «Me imagino que no será fácil, pero las cosas buenas de la vida no son fáciles». Te diste la vuelta, me incliné hacia delante y me sujetaste el hombro con una mano. Tu voz, súbitamente profunda, desplegaba cariño y calidez.
    
En apariencia, lo que pensábamos que marcaría el comienzo de una nueva era informática resultó nada más que una voz. No vamos a volver a ser los mudos, no vamos a volver a ser sacos de arena y, desde luego, no vamos a volver a tolerar la ignorancia, la presunción y los constantes insultos. Me disculpo de nuevo. Este tipo de respiración activa la glándula suprarrenal (tu vuelo o tu mecanismo de vuelo) y tu cuerpo es, entonces, constantemente bombardeado de adrenalina, noradrenalina y otras hormonas y enzimas utilizadas para escapar del peligro. Lo sé, un ruido en tu cuarto te dejó inquieto. Considerando que nuestros motores serán eléctricos y sólo habrán de emplearse para cargar las baterías (y, por tanto, tendremos menos partes mecánicas), nuestro «ruido de motor» deberá ser mucho menor que el de muchos vehículos actuales, incluso que el de la mayoría de las motocicletas. En un principio, pensé que el ruido era una voz y lo saqué a cuento en la grabadora digital para que tú específicamente lo escucharas al analizar el audio. Entonces hubo otro sonido. Los doctores dijeron que el impacto en tu cerebro ocasionó tu pérdida de voz. Cuando escuché el alivio de tus padres, pero sin que nada saliera de ti, me descompuse. Durante la estancia en el hospital, además de tus llantos todavía mudos, sólo hubo tus lágrimas.
    
Te miré por un rato y te di la oportunidad de defenderte por ti mismo. Al final, aspiraste un aliento agravado y te impulsaste hacia delante con los puños apretados firmemente a tus costados. «¿Nada que decir? Perfecto, me parece perfecto». Ésta es la foto desde el puente. Déjame ir al mando en el trayecto. Comienza por las cabeceras, prosigue con los asientos y ábrete camino hacia abajo por las grietas hasta llegar al tapete. Un consejo: si tu coche huele es señal de que intentas tener el control. Esparce bicarbonato en todo el coche antes de empezar con la aspiradora. Tal y como puede decirte cualquier ingeniero de sonido, el ruido puede ser parado con gran facilidad en su fuente. Las tejas acústicas del techo impedirán que el sonido originado en un área recreativa del sótano se proyecte en toda la casa. Recuerda cuando Tu Voz, Mi Voz Muda y Nuestro Silencio aplicaron para el mismo trabajo. Nuestro Silencio tenía más experiencia y educación que Tu Voz. Durante la entrevista de trabajo, Nuestro Silencio solicitó un intérprete y Tu Voz optó por no hacerlo. Dos semanas después, Tu Voz tenía trabajo y Mi Voz Muda solicitó la siguiente información a Derechos Humanos: la respuesta a la pregunta fue que sólo alrededor del cinco por ciento de la gente en cada grupo escogió una «espera vigilante» o una «vigilancia activa». Un pequeño porcentaje de gente escogió el trabajo de sentarse pacientemente y explicar cómo estos tratamientos afectarán la calidad de vida. Algo de acúfenos o de ruido en la cabeza es normal. Si uno va a una cabina insonorizada y el sonido normal del exterior disminuye, uno logra percibir esos sonidos normales. Por lo general, nosotros no logramos percibir esos sonidos normales del cuerpo porque el ruido exterior encuentra la forma de eliminar todo un valioso espectro de alta frecuencia, incluso de las partes buenas. He intentado con valores altos pero eso corta el sonido y crea, incluso, más ruido. Con valores bajos se corta el comienzo y el final del sonido, pero mientras la cancelación del ruido parece que está bien, eso es lo más a lo que llega porque Tu Voz sigue sonando amortiguada, suave y medio digital. Mi mandíbula, además, es demasiado grande y voluminosa como para colocarla holgadamente en mi bolsillo; sin embargo, nos permite disfrutar de conversaciones más claras que el agua, libres del molesto ruido de fondo.
    
Asesoría sobre Patrimonio Personal, detengámonos exactamente en eso, Asesoría sobre Patrimonio Personal. Dos cosas que quisiera dejar en claro. Cada vez que te miraba durante el día me saludabas, asegurándote de que hubiera ido a ver cuáles hermandades femeninas y sociedades estudiantiles me volverían a invitar para la siguiente noche de Fiesta, y tú, por lo general, me ayudabas a tomar la decisión correcta de quedarme en la Fiesta. En segundo lugar, me enseñaste que el sonido lo produce un ventilador que gira a gran velocidad. Mientras que para algunos no sería agobiante y a otros, incluso, les gustaría el sonido blanco producido, habrá individuos que odien escuchar una voz constante. Luché por aferrarme a esa oportunidad de vida, con la súbita certeza de que la voz era más que importante. Había pasado mucho tiempo desde que la escuché. Otras voces habían ido y venido, pero nunca antes me había hablado esta voz. Hasta ahora. De hecho, tú has sido muchas veces una voz para la muda mayoría en los últimos ocho años.

    
     Traducción de Hernán Bravo Varela

 

 

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