Fire To The Prisons / Dora García

Fuego a las prisiones

En mayo de 2010 realicé, en colaboración con la joven artista Lisa Duroux, la exposición Derniers Jours / Last Days: A Dystopian Shop. La exposición ocurría en Le Parvis, centro de arte de las ciudades francesas de Pau y Tarbes. La situación del centro de arte Le Parvis es, cuando menos, curiosa, al encontrarse embedded o «insertado» en el centro comercial Leclerc. Este centro comercial, para sensibilidades como la mía, no puede ser más espantoso: megafonía, muzak, seguridad por todas partes, neones rosa, puertas automáticas, restaurantes self-service, luz artificial. Lo único que puede hacerse en un lugar así es lo que paulatinamente se está convirtiendo en la única opción que nos queda para distinguir a los vivos de los muertos: comprar. Comprar es ya casi la única actividad vital que puede llevarse a cabo sin que el vecino te mire mal. Y quien dice vecino dice guardia de seguridad. Los guardias de seguridad, auténticos sabuesos completamente imbuidos de una fidelidad incomprensible a la compañía… En fin, como digo, cualquier otra actividad que no sea comprar es sospechosa. En Leclerc, al menos.
Y sin embargo, en Leclerc hay un centro de arte. Le Parvis.
¿Cómo aceptar la invitación de la directora, Magali Gentet, persona encantadora, y soportar a la vez un entorno que es, cuando menos, hostil, seguramente nocivo para cualquier tipo de… pensamiento?
Inaugurar un espacio comercial distópico (lo contrario de utópico: la literatura distópica imagina —o retrata— sociedades inhumanas, en las que ninguna libertad es posible, donde todo pensamiento es subversivo: 1984, Fahrenheit 451, Un mundo feliz), que utiliza un título tan equívoco como «Last Days» (¿anuncio de rebajas? ¿Profecía apocalíptica de iglesia pentecostal? ¿O la película sobre la muerte de Kurt Cobain realizada por Gus Van Sant?), me pareció, nos pareció, la única opción posible.
Pareció, también, necesario vender (u ofrecer por un «precio libre», como mandan los cánones libertarios) no sólo parafernalia apocalíptica, libros, música y películas sobre los últimos días de la humanidad y otros infiernos, sino también brindar al público del Parvis y de Leclerc la posibilidad de conocer la muy rica tradición de materia impresa libertaria. Me refiero a las publicaciones independientes sin ánimo de lucro y sin problemas de copyright que incitan a la resistencia, a la revolución, al rechazo del sistema único, al consumo, a la globalización, a la normalidad, al mainstream.
Al contactar a una serie de publicaciones para poder disponer de sus revistas y material impreso en nuestro espacio comercial distópico, una de ellas resultó ser especial: Fire To The Prisons (FTTP, www.firetotheprisons.com), «an insurrectionary quarterly» de Nueva York.
Aquí se ofrece una selección de páginas de esta revista, especialmente de su número 7 (otoño de 2009) y su número 9 (verano de 2010).
Fuego a las prisiones. Este título demuestra no sólo una gran radicalidad, sino también un agudo sentido del humor. Fuego a las prisiones es, sin embargo, más que un título: la revista incluye regularmente contribuciones de ciudadanos estadounidenses (principalmente, pero no sólo) en prisión —como el artículo que aparece en estas páginas, escrito por Coyote Sheff—, y publica una «cronología de la resistencia de ciudadanos americanos en prisión» —lo que la conecta con otra tradición, las cartas de profundis o cartas desde prisión, desde Oscar Wilde a Aldo Moro.
Su radicalidad no se reduce al nombre de la revista, sino que en su número 7 sorprende con la portada: «For Nothing, Against Everything». O en su número 9: «For Us Revolt Needs No Other Justification». Semejantes titulares podrían resultar en la perplejidad del lector libertario al uso: ¿una resistencia sin objetivos?
Fuego a las prisiones. Y es que Fire To The Prisons no es una revista libertaria al uso; es una revista cuidadosamente diseñada (¡con magnífico uso de la Helvética!), con una sofisticación argumental que encontramos muy raramente no ya en la materia impresa libertaria, sino en el pensamiento general.
Un artículo sorprende, de nuevo con el título «Accept Nothing, Demand Nothing» (No aceptes nada, no pidas nada). La tesis del artículo es la siguiente: cuando un movimiento social intenta conseguir un progreso o una mejora de una situación dada, cuando negocia con la parte contraria, está ya claudicando, está admitiendo de algún modo que ese progreso es posible y que una situación intolerable puede mejorar. Pedir algo implica dos cosas: una, que alguien te escucha; dos, que puede existir una respuesta satisfactoria. Ambos presupuestos son falsos, e impiden un cuestionamiento absoluto y sin concesiones del estado de las cosas. Concluye el artículo: «Los derechos son demandas para la concesión de una mayor capacidad de decisión, en un mundo que regula absolutamente todas las decisiones».
En la sección de libros recomendados, Fire To The Prisons invariablemente recomienda La societé du spectacle, de Guy Debord. Situacionismo es el adjetivo que mejor podría definir a Fire To The Prisons. Fire To The Prisons aboga por una forma de resistencia total, poética y liberada de objetivos. Este rechazo casi dandístico a la idea de «resultado» es a la vez ascético («For Nothing, Against Everything»), antiinstitucional («Accept Nothing, Demand Nothing») y bello («For Us, Revolt Needs No Other Justification»).
Esta postura antiinstitucional, antiheroica y antiobjeto, junto con sus hermosísimos eslóganes, tan situacionista todo ello, acerca a Fire To The Prisons muy a su pesar a la esfera de lo artístico. En un delicioso artículo, que es traducción de un original francés publicado en la revista Non Fides (NF) y que lleva por título «Escapism Has Its Price, The Artist Has His Income” (El escapismo tiene un precio, el artista su salario), FTTP, junto con NF, se lamenta de que los artistas consiguen no sólo salir indemnes de actos que llevarían a un activista «normal» a la cárcel o al manicomio, sino que hacen dinero con ello.
Haciendo abstracción de los muchos artistas que han acabado en la cárcel o en el manicomio, el artista insider no puede evitar sonreír al leer el artículo, máxime cuando a ratos parece hablar más de «artistas de variedades» que de artistas contemporáneos, cuando a ratos también las expresiones a menudo rezuman el rencor del outsider. Sin embargo, hay una frase que corta la sonrisa condescendiente de cuajo: «Politically committed art is an anti-rebellion anesthetic, the good left-wing citizen’s chloroform which removes guilty feelings» («El arte comprometido políticamente es una anestesia antirrebelión, el cloroformo del buen ciudadano izquierdista que le permite dejar de sentir cualquier culpabilidad»). ¿Quién puede decir, insider o outsider, que esto no es cierto?

Fire To The Prisons/ Fuego a las prisiones, de Dora García, aparece en Luvina por cortesía de la artista. Dora García agradece a Fire To The Prisons el permiso de reproducción de diversas páginas de la revista.


Este proyecto se realiza con motivo de la exposición For Nothing Against Everything / Por nada contra todo de Dora García en OPA, Oficina para Proyectos de Arte de Guadalajara, Jalisco, México, organizada por MUSAC, Museo de Arte Contemporáneo de Castilla y León, León, España, del 25 de noviembre de 2010 al 30 de enero de 2011.
www.opa.com.mx

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