X Finalista Luvina Joven – cuento / El espectro de Teufelsofen / Erick Aceves

X Concurso Literario Luvina Joven

 

El espectro de Teufelsofen
Erick Orlando Aceves Parra
Preparatoria 5

Rayones de colores adornaban una arrugada hoja de papel blanca, Devin Bamberg admiraba la ilustración con una sonrisa en el rostro, en el dibujo se podían ver los descuidados rayones que deban forma a lo que parecía dos personas, un hombre y una niña, ninguno de los dos tenía facciones, pero era fácil adivinar quienes eran, el cabello rubio de la niña del dibujo era igual al de la que lo dibujó y el hombre era muy parecida a Devin, pero la joven dibujante no dejo su dibujo a interpretaciones ya que en el dibujo escribió “Papa y Agatha”  Devin no podía de dejar de sonreír de ternura, después de lo que sucedió en el frio infierno a 15 millas de la frontera polaca, para Devin, Agatha, su hija representaba el perdón de alguna generosa deidad que había perdonado todos sus pecados y crímenes y le había dado otra oportunidad, para Devin su pasado había quedado atrás, Teufelsofen había quedado atrás <<¿Teufelsofen? Hace mucho que no pensaba en ese lugar>> pensaba cada que algo le recordaba, el trataba de olvidarlo, pensaba que si pretendía olvidarlo este recuerdo se iría, sus crímenes quedarían borrados y las pesadillas se irían con ellos, pero había algo en sí mismo que le recordaba siempre que el pasado es un perseguidor difícil de burlar. la madre de Agatha murió de una fuerte tuberculosis hacia 5 años atrás cuando Agatha solo tenía 2 años, desde entonces Devin tuvo que encargarse de ella, la solía visitar por las noches antes de dormir, veía a su querida hija y se repetía asustado que ella estaba a salvo, los nazis ya no existían, Alemania había perdido, pero aun así temía de su pasado, temía por su seguridad.
     De repente la sonrisa que en un principio había tenido se transformó en un rostro melancólico y preocupado, fue entonces que la puerta sonó, Agatha estaba en casa, había salido a recoger tréboles del pasto, pero el ocaso la había alcanzado, entonces Devin dejó el dibujo donde lo había encontrado y se puso a hojear un libro
     – ¿Qué estás haciendo, papá? – dijo la niña de forma entonada
     – Oh, ahí estas honing (1), nada solo estaba estudiando mi e-español- dijo el haciendo un muy disimulado esfuerzo al pronunciar todas las palabras
     – ¿te ayudo? – preguntó ella, ella fue enseñada leer y escribir por la mujer del bibliotecario Molina, un viejo amigo suyo, también se había ofrecido a ayudarlo con su español, pero Devin siempre se mostró un poco distante, no le gustaba la idea de vivir en Bariloche, pero no tenía opción puesto que en ningún otro lugar en argentina los alemanes eran tan bien recibidos, Devin después de los 9 años de vivir en una pequeña granja que compró, enamorarse, casarse, tener a Agatha, quedar viudo y criar de su hija próxima a cumplir 8 años, su español era decente e incluso a menudo era fluido pero aun así el sentía que necesitaba practicar, quería borrar todo rastro de su origen alemán era por eso que había comprado un libro de poesía y cuentos cortos llamado “en un campo de girasoles” de una pequeña casa editorial llamada “abadejo” los cuales cada noche leía y ensayaba para mejorar su acervo en español. 
     – no te preocupes, solo leo
     – ¿puedo ver?
     – sí, ven- la sentó en sus piernas mientras le señalaba en que parte iba- el cuento se llama “el manuscrito de sebas” es de un escritor de México, escuche que está muy adelantada a su época- dijo Devin cuidando su pronunciación, después tomó el dedo índice de su hija y lo puso en la parte en la que leía, después la leyó- “me pasa el brazo por los hombros y me ofrece uno de sus cigarrillos. Nos sentamos a fumar en silencio, mirando ambos hacia la distancia, en direcciones distintas” dijo con relativa fluidez.
     – qué bonito- se limitó a decir ella- eso es el amor, ¿papa?
     – es parte del amor, a veces no importa que dos personas se amen, simplemente por alguna razón se terminan distanciándose a eso se refiere el cuento, pero es parte de la vida.
     – ¿eso me ocurrirá a mi papá?
     – no, aun tienes mucho tiempo antes de pensar en esas cosas.
     – ¿eso te ocurrió con mamá? ¿También sucede cuando la gente muere? – al escuchar eso su sonrisa se tornó en un amargo vestigio de tristeza
     – creo que cuando una persona que amas muere, no se mira en diferente dirección a la otra persona… creo que uno empieza a vivir por esa persona, sus recuerdos, pero ven ya es hora de dormir. – dijo para no ponerse sentimental frente a su hija. Después de arroparla, se fue a su habitación y se acostó y mientras miraba el techo de madera y concreto, sentía que algo no marchaba bien pero pronto el sueño borró el mal presagio.
     Despertó, el dolor era invasivo, sus muñecas estaban atadas con lo que parecía un pañuelo muy resistente, estaba en un lugar que el creyó era una bodega, una tubería a medio oxidar pasaba por su espalad imposibilitando su escape
     – Grüße Spektrum von Teufelsofen– dijo una voz grave a sus espaldas
     – disculpé, pero yo solo vine al pueblo para comprar despensa, yo solo hablo e-español, yo no me meto con nadie, me está confundiendo.
     – ¿sabes? A decir verdad, te creería, lo digo enserio, por desgracia para vos, he visto tantas veces tu rostro, que os reconocería donde quiera, ahora dime cómo te llamas, te habría matado, pero quiero conocer el verdadero nombre del espectro de Teufelsofen. – después de pensar un poco sobre las palabras de su captor, descubrió que el negar todo sería infructuoso.
     -no eres de por aquí, ¿cierto? Suenas español, amigo déjame decirte que Teufelsofen es solo un mito, era un truco para asustar a los judíos y traidores de la patria, ahora déjame ir, por favor, tengo una hija, amigo, por favor…
     – ¿Teufelsofen no existe? Pero si yo mismo derrumbe sus puertas hace 16 años, medio mes antes de que el ejército nazi dejara las armas me parece, recuerdo cuando los tanques llenos soldados partían del campo de concentración hacia Berlín supongo para defender la capital del avance soviético, yo vivía en Boitila un pequeño pueblo a apenas a 3 millas de Teufelsofen, significa la estufa del diablo en alemán, ¿no? Que apropiado nombre. – dijo el hombre tras él, Devin permaneció callado, con un nudo de pánico en la garganta, él sabía de Teufelsofen, el sabía de él. – mirad permitidme contaros, una pequeña historia, vuestra leyenda- continuó diciendo la voz tras el- después de que más de la mitad de sus soldados viajaran hacia Berlín, y después de 3 prolongados días de juntas furtivas en el pueblo, decidimos atacar Teufelsofen el complejo aún estaba en construcción por lo que fue fácil penetrar en él, no pasaron más de dos minutos para saber que ese no era un campo de concentración de trabajos forzados como nos habían contado que eran lugares como Auschwitz, Teufelsofen era menos que una carnicería, en menos de 6 horas ya no quedaba ningún nazi en piel, uno de los generales enemigos que se quedó a coordinar el lugar decidió quemar los registros, por fortuna nos quedamos con una sola copia con los nombres de los malditos al mando, pero uno de ellos había sido arrancado, solo tenía la mitad de la fotografía, interrogamos a cada prisionero para saber quién era ese alguien, nadie habló- rio- incluso creímos que eras un maldito fantasma, es por eso que los muchachos os apodaron “el espectro de Teufelsofen”, después de tomar ver la aberración de ese campo de concentración un grupo de 12 soldados decidimos cazar a cada maldito que estuviera involucrado con la construcción de la estufa del diablo, yo estuve en España por 7 años, buscando a un soldado raso quien me entere que había muerto un par de años atrás, es por eso que hablo en castellano – rio de nuevo – lo más gracioso de todo es que yo no vine a argentina a buscarte, vine a argentina a buscar información de un tal general Schneider, murió y tan solo buscaba allegados militares, entonces fue cuando os vi, el espectro de Teufelsofen cruzando pacíficamente la calle  con canas asomándose por sus patillas y arrugas por el peso de los años, ahora me vais a decir como os llamas
     – no era nadie importante en ese lugar solo era un simple administrador, yo solo abría la puerta en la caseta cada vez que el tren llegaba y acomodaba los registros. Solo era un empleado.
     – le abriste las puertas del infierno a al menos 350 judíos, eso te hace ayudante de satanás.
     – no, escúchame, el agosto 8 de 1945 escuche a dos oficiales de turno hablar de la explosión en Japón, tal destrucción, me asusto, esa noche tome mis cosas, entre a las salas de registros y arranque mi nombre del memorándum y escapé de ese lugar en el último tren militar, la segunda explosión en Nagasaki me di la oportunidad de salir del país y en menos de tres días tomar un barco a Sudamérica, te juro que jamás mate a nadie, por favor créeme, déjame ir, por favor.
     – ¿cuál es vuestro nombre? ¿Cómo os llamáis?
     – mi hija me espera en casa, por favor
     – gówno (2) decidme tu nombre
     –  mi hija…- dejo de suplicar al sentir el cañón de una pistola en su nuca, entonces las lágrimas empezaron a brotar de sus ojos
     – decidme tu nombre, u os juro que os mataré, buscare cualquier identificación en vuestra billetera e iré a matar a vuestra hija. – esto último llenó de rabia el rostro y pecho de Devin quien se tranquilizó y dijo sus últimas palabras
     – mi nombre es Devin Bamberg, crecí en un hogar nazi en el sur de Alemania, mi padre Aurelio Bamberg me enseñó cómo debía de comportarse un buen soldado, mi madre hablaba de lo bien que me veía con el uniforme – dijo sollozando, recupero el aliento y continuó- estuve dos años abriendo una escotilla que dirigía hacia la muerte de cientos de personas, judíos y compatriotas, y lo hice porque esa era la verdad que debía defender, la verdad con la que crecí pero mi hija no, mi hija no es un nazi, por lo tanto la dejarás en paz, yo nací en el nazismo y moriré como un nazi, ahora quiero ver tu cara, quiero ver la cara del hombre que me asesinará.-
     Como respuesta solo fue una muy breve risa incrédula y el girar del revólver, es impresionante lo rápido que una mente bien entrenada responde, ya que entre el efímero y fugaz lapso que la aguja del percutor golpeaba la bala y el fulminante tronar del cañón, Devin solo pudo pensar en esa mañana que después de levantarse, vestir a Agatha, caminar juntos hasta el pueblo donde dejo a su pequeña hija al cuidado de la esposa del bibliotecario Molina, mientras hacia las compras, por primera vez al pensar en su hija, dejó de pensar en el supuesto perdón divino, y una idea floreció en su mente, tal vez de Agatha era el castigo divino, quizá Dios quería verla crecer lo suficiente para amarla pero apartarla de su vida, con esa idea dejaría de existir, aún recuerda que al cruzar la calle en el sector industrial de Bariloche, sintió una mirada espinando su espalda, al voltear a ver, en busca del dueño de esa mirada, lo vio y lo supo, lo estaban siguiendo, incluso pudo imaginar la cara del hombre lo veía, era el rostro de su violento pasado, el rostro de Teufelsofen, al pensarlo por segunda vez, mientras aceleraba el paso, recordó que el campo de Teufelsofen había quemado y demolido años atrás, por lo tanto a pesar de no saber la identidad del cazador polaco, supo que era un fantasma, y creyó apropiado llamarlo el espectro de Teufelsofen.
La bala al rojo vivo salió disparada del arma y Devin murió.

(1) Honing, miel en alemán

(2) Gówno significa “mierda” en polaco

 

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