Este no es un poema de amor a nadie en específico,
entre nosotros, mi madre no está como un Dios.
No me mostraste las caras de Diana,
ni quemaste mis alas en el laberinto.
No probé tus conos mascabados,
mucho menos anduvimos descalzos, juntos, de la mano.
No llegue a ser para la hoguera una Dido,
ni como plañidera, lamento tu partida.
No eres Laura, no eres Beatriz, no eres María.
Nunca escribí un poema ñero, no hubo necesidad.
Soy un charolastra de respeto, te dejaré en paz.
Nunca encontré la dosis perfecta, ni barquito de papel fui.
No todo se derrumbó dentro de mí, nunca construí nada.
Ya no quero a mis ojos que te vieron primero.
Ya no eres.
Ahora cuando te quedas callada, es porque estás ausente.
Yo vivo en soledad, el viento no llega aquí.
Tu redondez puede ser la de cualquiera,
ya no te busco como mi Robin, Rachel o Raquel.
Ya no vales las de Chente, José José o Lucha Villa.
Eres silencio, espera…ya no eres.
El búfalo de la noche no vendrá por mí,
te puedes quedar con Tania, con Mia Wallace.
Yo seré Mr. Pink.