Entre cuerpos desnudos, los dragones vuelan / Roberto Carlos Martínez Acosta

Preparatoria de Tonalá / 2012B

Las feroces bestias, dueñas de los aires, indomables y poderosas, hambrientas de presas inofensivas y sedientas de sangre; ansiosas de que alguien sea capaz de llenar su feroz apetito.
     Tropas enteras eran necesarias para repeler y controlar un ataque como este, pero eran muy difíciles de matar, esas bestias suelen devorar de una mordida los ganados, aunque parecen mediocres, ya que nunca consumen completamente a sus víctimas. Posiblemente tengan una montaña de fiambres a medio comer reservados para un futuro, cuando sean necesarios para su propia supervivencia.
     Un escuadrón, enviado a la cueva de uno de los dragones para acabar con él, describió lo siguiente:
     “Un olor fétido se escapaba del lugar. Pensábamos encontrar pocos cuerpos en el transcurso, pero grande fue nuestra sorpresa cuando vimos una montaña de cadáveres de animales y unos cuantos restos de humanos sin suerte, y durmiendo sobre ellos, el dragón. Decidimos atacar con cautela, así que nos acercamos lentamente para ver mejor al dragón, y con una gran guillotina de dos metros de largo lo decapitamos; ahora está en la cima de los muertos.”

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