El ocio / Roberto Torres Leos

Preparatoria 7

Cuando nos encontramos en una situación de inacción se dice que andamos de ociosos, pero si pensamos en qué momento dejamos de actuar durante el día, tal vez no lo encontremos. Entonces, ¿por qué nos llaman ociosos?
    La ociosidad es el “vicio” de no trabajar, perder el tiempo o gastarlo inútilmente, por lo que cuando una persona “desperdicia” su tiempo libre se ve en manos del ocio, o sea de la total omisión de actividad. Aunque, me pregunto, ¿en qué momento de mi vida he gastado inútilmente mi tiempo de vida? O, mejor dicho, ¿cuándo me he encontrado de ocioso? ¿Acaso sería cuando la semana pasada tuve una hora sin obligaciones y decidí descansar y escuchar música en lugar de leer un libro o repasar los temas de química, por ejemplo? Porque yo pienso que no hay forma de no perder el tiempo, aunque nunca lo desperdiciamos; ¿acaso descansando y escuchando música no habré aprendido algo? Yo pienso que sí.
    Creo que el ocio existe, pero, en mi opinión, el tiempo nunca se desperdicia, sino que se pasa por una elección de actividades, o sea: o hago la tarea, o voy con mi novia, o a correr al parque, o juego con mis videojuegos, o voy a la fiesta en la noche, o me voy a casa a descansar. El ocio acompaña a los humanos desde el interior de su esencia. Pienso que a veces se es productivo al realizar una actividad, eso es lo que llaman no ser ociosos, pero a veces sólo se aprende, y es cuando supuestamente somos ociosos. No creo que la vida sea un desperdicio porque tenga muchos lapsos de ociosidad, ni que la ociosidad signifique desperdiciar inútilmente el tiempo, más bien considero que los mejores momentos de la vida son los de ocio, en los que somos libres de pensar, actuar y vivir.

 

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