El enigma del gorrión / Claudia Patricia Rangel

Preparatoria 4 / 2012B

En la mente de Steven sólo estaba el vago pensamiento de su madre agonizando por la enfermedad tan prolongada, que se acentuó aún más por aquella última y terrible discusión que tuvieron. Steven deseaba que todo hubiese sido diferente, decirle cuánto la amaba a pesar de que no compartieran las mismas ideas…
     Steven no podía tolerar seguir en el lugar donde ella había muerto y prefirió retirarse, salió lentamente de la cabaña, con la cabeza inclinada, para ir a refugiarse bajo un árbol frondoso. Su rostro lívido tenía lágrimas que empañaban su vista, nada podía cambiar su sentimiento de culpa. Poco a poco, después de tanto cansancio, sus párpados fueron cayendo. Pero un lejano sonido le impedía dormir, aunque con la cabeza tan perturbada como la tenía, pensaba que era su imaginación. De pronto, un pajarillo se acercó por el suelo, brincando de lado a lado, observando detenidamente los ojos cristalinos de Steven, quien se sentía perplejo.
     Entonces algo inesperado sucedió, comenzó a escuchar una voz que le decía:
     -¿Qué haces aquí? ¡Deberías ir a despedir a tu madre!
     Perturbado, Steven preguntó:
     -¿Quién está allí?
     La voz contestó:
     -Yo, aquí abajo. Sí, el gorrión que está frente a ti. No te asustes, soy un mensajero de dos mundos, el de la vida y el de la muerte. Me hago presente sólo cuando es necesario o por petición de alguien que ya está en el mundo de los muertos.
     Steven, cada vez más conmocionado, le dijo al gorrión:
     -¿Pero de qué hablas? Dime quién o para qué te mandaron.
     El gorrión abrió sus alas, que destellaban un rojo fugaz, y dirigiéndose hacia él voló para posarse en uno de sus hombros, e inició a revelar el mensaje:
     -Steven, debes entender que cuando muere un ser humano, se convierte en un ser de luz, y es así que una estrella más aparece en el cielo, la que de vez en cuando puede bajar en forma de luciérnaga a tu mundo.
     Y Steven dijo:
     -¿Pero cómo es posible?
     -¿Has observado alguna estrella fugaz?
     -¡Claro!
     -Pues ahora ya sabes cómo bajan del cielo y resurgen en otro ser de luz para apreciar una vez más el arte de la naturaleza con el tacto y vigilar cálidamente la vida de sus seres amados, aunque sólo puedan estar en tu mundo de noche. No te atormentes, es el ciclo de la vida, jamás fue tu culpa, era algo que estaba predestinado. Ella te ama.
     Cada vez su voz se iba desvaneciendo, y cuando volteó hacia su hombro el extraño pajarillo ya no se encontraba.
     Steven limpió sus ojos y sonrió:
     -Ahora entiendo, ¡todo esto fue un sueño! ¿Cuánto tiempo habrá pasado? Ya oscureció.
     Se dirigió a la cabaña y justo en una ventana vio que brillaba una luciérnaga. De nuevo se deslizó una lágrima por su rostro; sin embargo, ahora era de felicidad por saber que su madre siempre lo acompañaría.          

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