Escuela Politécnica, 2014 B
Eran las 3:00 a.m. cuando sonó la alarma. A las afueras de una importante fábrica de armas, Carlos Roger, distinguido diputado, se alteró escandalosamente con el tronar de la alarma de seguridad; sin embargo, continúo con su travesía y cruzó las puertas antes abiertas con una tarjeta de seguridad. Nadie sabe cómo llegó hasta él o por qué activó las alarmas, no obstante los hechos pasaron de esa manera.
Roger llegó al almacén de armas, todas ellas sin balas. Acto seguido, realizó una llamada “tres y cinco, recuerda”. Rodeando el pequeño almacén, un equipo de seguridad fuertemente armado entró gritando un “arriba las manos”. El diputado colgó y sujetó el arma que descansaba frente a él.
—Alguien mató a mi esposa —gimió.
Eran las 3:15 a.m., y el diputado Carlos Roger disparó el arma. A pesar de no estar cargada, murió.
A tres kilómetros de ahí, a las 7:00 a.m., el comandante de policía dio la noticia: la esposa del diputado Carlos Roger fue encontrada muerta a las 3:15 a.m. de un balazo en la sien derecha; además, él había cometido suicidio a las 3:15 a.m., con la misma arma.