¿visteis por ventura a quien ama mi alma?
El Cantar de los Cantares de Salomón
Con la sutileza del que es mudo pero habla
decimos palabras de amor sin convocarlo.
Su espíritu está ahí, funciona como un elixir
invisible. Da miedo. Calla.
Sabemos qué decir pero no lo hacemos.
Así, las palabras ascienden por estas
enredaderas mientras nuestros cuerpos bien
separados, laten. Ellas crecen rápido de modo
vertiginoso, dan sombra, flores, perfume.
Lo imposible del encuentro se despliega en la noche
muda. Soy el que sueña solo, el que habla solo,
el que llora solo, el que ama solo. ¿Seguiré en esta
larga espera, desde este mirador, oliendo la brisa
por si ella atrae ese antiguo perfume? Las flores
enredadas del jazmín me besan, confunden
mientras yo me abrazo a ellas y me disuelvo
en nuestra oscuridad.