Preparatoria 4 / 2012A
Laura estaba junto a la puerta, sentada en un sillón. De repente, se escuchó el auto que se paró cerca del cancel. Se preguntó quién podría ser. Ella tenía miedo, pues se decía que por las noches, cuando el cielo estaba negro, se aparecía el asesino.
Se sentó a la mesa y se comió la nieve. Después se asomó por la ventana y observó detalladamente el pino, vio cómo aquella nieve de color blanco caía sobre él. Pensó en ese momento en tantas cosas. Suspiró y dijo: «Recuerdo cuando era niña y usaba mi pantalón amarillo, me divertía tanto corriendo por el pasto tras las mariposas».
Laura prefirió irse a dormir. Antes, dejó su cartera en la mesa, junto al pantalón.
Al día siguiente, por la mañana, se asomó de nuevo a la ventana y vio que no había nadie. Pero de pronto se escuchó que alguien tocaba a la puerta. Laura se asustó. Se puso su pantalón, tomó su cartera y bajó de prisa. Estaba temblando. Se preguntó: «Si es él, ¿qué haré?».
Abrió la puerta. Junto al cancel, frente a ella, estaba el asesino. Corrió, se subió al auto amarillo y manejó hasta dejar lejos al asesino.
De repente notó que se había puesto frente a un pino, igual de lindo y llamativo que el de su jardín. Entonces recibió una llamada, le avisaban que el asesino había sido atrapado. No pudo evitar sonreír, y frente a ella pasó esa mariposa, igual que cuando era niña y usaba su pantalón amarillo.