Guadalajara, Jalisco, 1966. Su cuento «Como si fuera yo», recibió mención honorifica en el XXXI Certamen Literario Juana Santacruz, organizado por el Ateneo Español de México.
Locutora Tany
PRESENTE
Todos los años cuando comienza otoño, yo espero primer día nublado y frío, como fue pasado martes 29 de septiembre. Espero que usted tampoco olvida ese día. Todo era adecuado: previsión meteorológica de teléfono celular, cielo nublado por ventana, sobre todo, vientecito rico. Aire que se mete por huesos como pocas veces. Muy alegre, puse abrigo y salí. Subí taxi que pedí antes y en camino, recordé que 1968, cuando llegué Ciudad de México estuve sorprendido que casi todos días del año fueron muy calurosos para alguien acostumbrado a clima siberiano. Quisiera que usted imagine temperatura media anual de 1.7 grados centígrados. Tal vez usted no comprenda, pero yo acostumbré muy rápidamente a Ciudad de México.
Días como martes 29, brumoso y con cielo gris, siempre es más bonito para mí. Yo amo días fríos porque recuerdan años de juventud en Novosibirsk: campos de pinos entre niebla de camino para escuela, lagos congelados, y cisnes jugando en nieve. Sobre todo, señora Tany, sensación de llegar a casa y gozar con familia junto a fuego acogedor para beber sbiten calientito.
Pasó que martes 29 yo platicaba con chofer de taxi, señor amable y simpático, y rumbo a parque vi muchas personas paseando perros y otros que hacen deporte. Debo decir que vi felices. Taxista preguntó si quería escuchar estación de radio especial, yo dije que era bien así. Chofer tenía en radio canciones juveniles pero inofensivas. Yo no podía pedir a chofer para que sintonizara estación Vesti FM, de Novosibirsk, que yo escucho en noches por internet para conocer noticias de patria.
Cuando canción finalizó, usted habló con voz deteriorada por exceso de tabaco en cuerdas vocales. No puse atención a palabras hasta que usted dijo: «Por cierto que el clima de hoy, está como que pal perro, ¿no?». Después dijo: «Qué lástima que está nublado, qué día tan feo, ojalá pronto salga el sol, qué tristeza», etcétera. Luego finalizó emisión y dijo: «Se despide de ustedes su amiga Tany». En principio no encontré relación entre condición atmosférica y perros. Pregunté a taxista por significado; él explicó que usted quiso decir que clima era horrible.
Sus palabras me ofendieron.
En ese momento no quise saber nombre de programa ni de estación radiofónica. Llegué confundido a parquecito. ¿Por qué dijo eso?
Yo quiero preguntar.
¿Quiere usted decir que imágenes de infancia son tristes y pal perro?, ¿bonitos recuerdos de amigos rusos, polacos y ucranianos que viven en Ciudad de México son todos feos?
Quiero decir, señora Tany, que países fríos no son tristes porque usted así piensa. O probablemente tiene razón y después de cincuenta y dos años (más de edad de usted), no comprendí jamás pensamiento correcto de este hermoso lugar que ahora es mi patria, y personas como usted tienen suficiente autoridad moral para dictar sentencias que todo mundo debe creer. Espero que no.
Nunca podrá imaginar alegría que representa para siberianos, después de meses helados, abrir ventana y encontrar día diferente: quiero decir topar con primavera; deshielo de montañas y ríos llenos de agua que bajan por cerros y traen primeros brotes verdes, y florecitas y pájaros cantando. No, señora Tany. Usted no sabe nada ni jamás podrá saber. Tal vez encontrarse con día distinto al común denominador sería para usted: «como que pal perro, ¿no?». ¿Dónde enseñaron a usted modales?
Imaginemos que usted, señora Tany, vive en Siberia con misma edad que yo tengo, y un día que promete ser templadito y con sol, como a usted parece gustar mucho, sale de casa contenta a paseo y, en trayecto escucha desagradable locutor siberiano que dice: «Por cierto que el clima de hoy, está como que pal perro, ¿no?». Y después impertinente comunicador dice: «Qué lástima que tenemos sol, qué tristeza de día, que ojalá que pronto se nubla». ¿Pensaría usted que recuerdos de hermoso México son una porquería? No se inquiete, eso no sucederá nunca, señora Tany, porque siberianos no odiamos días distintos, y usted jamás estará en Novosibirsk, donde yo quisiera mandar foto suya para que no dejan entrar.
Afortunadamente, cuando regresé a departamento, ya había tranquilizado y busqué en Google: «locutora Tany, Ciudad México». Tenía curiosidad para saber cómo es usted. Encontré video de YouTube donde usted aparece con título: «Las mejores bromas entre locutores». Allí estaba misma voz desagradable de fumadora de veinticuatro horas. Confirmé teoría: mujer con goma de mascar que ríe con palabrotas de compañeros locutores y sabe muchos insultos no debe ser tomada en serio. Aunque usted tenga cara bonita y sonrisa como mayoría de mexicanas, y puede convencer mucha gente que escucha radio.
Así es. Fui afortunado de encontrar imagen y comprobar que ni usted, ni las frases suyas valen la pena. De lo contrario, hoy seguiría pensando que viejo siberiano entendió mal palabritas de locutora inteligente. Ya no investigaré nombre de programa ni estación de radio que tuvo desgracia cuando encontró a usted y contrató.
Google resolvió duda.
Tampoco diré que en misma ciudad donde usted vive, hay anciano emigrante que detesta bromas. Mejor no enviaré carta.
Vladímir Vasíliev