Il vero amore è una quiete accesa
Giuseppe Ungaretti, Silenzio in Liguria.
vi.
Todo el amor cabe en la mano
cuando la mano se vierte sobre un cuerpo
que se derrama de goce
al roce de la mano:
de un cuenco a otro cuenco
se vuelca la transparencia
que calma la sed más antigua,
los veranos más violentos,
y de esta ligereza nace el empeño
de desmentir la gravedad del mundo,
hasta que se cuelen por entre las caricias
sus cuerpos suspendidos,
únicos.
vii.
Huelen a hoteles imprecisos,
valijas entreabiertas, destinos mal hablados:
lo que uno busca en el otro
se evade entre gestos confundidos, azarosos,
por una calle que conduce a lo que hoy ya es distinto:
la última verdad se desvanece en cada encuentro
y en ella se hacen fuertes,
sin embargo,
los días.
viii.
No hay después, no hay más tarde, no hay mañana,
sino el gesto de ella en la tibia desnudez que continúa
las horas más duras, las de siempre,
como si todo siempre comenzara.
El aire se inquieta por las cartas que no llegan
y agita las cortinas cerradas a la tarde.