Daniel Samoilovich / Porto dos Ossos

   
    
     L’angoisse de l’amour te serre le gosier
     comme si tu ne devais jamais plus être aimé
     Apollinaire, Zone
    
     
     ¿Pero cómo se hará de noche si la sombra
     no sabe qué hacer contra el pulido
     azul de la bahía?
     Los cascos de los barcos ya están negros
     y el cielo rayado de mástiles negros
     y el agua todavía resplandece.
     En el bar, siluetas
     que la tarde cortó de su papel plateado
     toman whisky y murmuran
     en media docena de lenguas. Y tu botella
     se va poniendo igual a todas las botellas;
     ya no es posible leer las etiquetas.
     ¿Pero cómo se hará de noche
     si la noche vacila
     ante el escudo azul de la bahía?
     Alguien tal vez venga nadando
     de los barcos, y por la estela negra
     que dejen sus brazadas invisibles
     entre la noche al mar. Entonces sí,
     antes que llegue el nadador
     será de noche y se habrá abierto
     la mano que en un puño tu corazón tenía.
    
    
     Los dados huecos
    
     Full, póker, full: pero estos dados, huecos,
     a cada golpe nos llevan más lejos
     de la tierra, a una órbita improbable.
     Sobre la bandeja que cubierta
     por una toalla apoyamos en la cama
     ruedan los dados huecos. Lo que sale
     parecen cinco ases. Pero no.
     Como la gravedad, la suerte
     está hambrienta de masa y aquí ninguna
     de las dos encuentra qué comer.
     (Más tarde, en la noche, la sospecha
     de que esta falta de peso o negativa
     o renuencia a pesar podría
     ser el síntoma de una enfermedad
     cuya causa apenas encubierta
     seríamos nosotros o bien esta pieza
     un poco siniestra de un hotel de provincia.
     Nos damos cuenta que no somos ni seremos
     felices juntos pero qué cretino este fantasma local
     que, contra toda chance y buen sentido,
     además nos hace sufrir).

Comparte este texto: