Cacabelos, Castilla y León, 1983. Estos poemas pertenecen a su libro más reciente, beso político de cada amor que tengo (Libros de la Resistencia, 2024).
GRAVEDAD DEL MAR
El viento pone huevos
en todo lo que alcanza a ver.
No quiere para él toda la tierra.
Así, lo invisible pasa a lo visible
sin atravesar fronteras.
Una araña ha renunciado a hilar
y trata de ocultarse en el ángulo
de un plato llano.
Algo ancestral se pierde en cada camino
que deja de conducir a otro camino.
El mar penetra táctil
el mundo sin orillas.
Las espigadoras de Millet
retiran sus pañuelos y se abanican.
Regresan de la muerte los gallineros.
Rayos de corral iluminando
féretros de espiga.
Rutinarias fábulas de diluvio
y vidas bajo el agua.
Nos convocan las chicharras políglotas,
árbol de Babel, en el que crece
lo que existe y lo que imaginamos.
De aquí no nos moverán ni las rosas
envidiosas que insisten en su prisa,
ni los enemigos de la sombra
que no nos ven, pero nos intuyen.
Se ha parado el tiempo, trabajamos
con rumores: ritmo de galaxia
gastada o en desuso: estrellas, polvo,
gases, partículas que creen ser
otra cosa,
así vivimos bajo los árboles,
estatuas que han pactado con lo efímero
para no sufrir con la eternidad.
Repasamos los ángulos del fuego.
Los jilgueros se excusan antes de cantar.
Algunos ojos se vuelven sobre sí,
se encierran en su respiración
y caen de miedo si a la córnea llega
una luz. Son los que cuidan remolinos,
los que albergan la inquietud.
A fuerza de crecer el laberinto
y de esforzarse en que no coincida
con el tiempo, la tierra gira
con la certeza de hacer coincidir
la vida con la vida.
CAVAR
Cavar hoyos para reconstruir ciudades. Cavar hoyos por el placer de hacerlo y también para sembrar cráteres. Cavar por cavar, cavar por amor un hoyo y esconderse del mundo dentro. Cavar como imagino que harían los que no tenían dientes y cavaban para buscar alguno y masticar así la salazón. Cavar porque las cosas se cavan o se olvidan, se centran en puntos de contacto o se dejan pasar. Cavar para doblegar las dobles negaciones. Cavar a la manera de los antiguos, toscos y desamparados —tocados por la dulzura sin apariencia—, que dirigían la caída del sudor para atildar aperos. Cavar como nadie. Cavar, como escribir, para no hacer que desaparezcan todos. Cavar silencios. Cavar por no escribir, por dejar que las cosas vivan o mueran sin interferencias.
MATAS ALTAS
Para Amala Iglesias Serna y Júlia Piera
Inundaciones de Kale y Colza, el paisaje
se desatornilla con los cultivos, centros
de diagnóstico y diálisis, basílicas
abiertas veinticuatro sobre veinticuatro,
pregunto por el dios de los tomates.
Me gustaría plantearle algunas cuestiones,
porque el futuro pasa por el tomate
pero no he encontrado todavía a nadie
que pueda responder a las preguntas
que acumulo para proponerle, finalmente,
a alguien que sepa de esto. Pregunto
al revisor del tren, ellos siempre saben
lo suyo y lo que llevan los demás, tal vez
si ha visto a alguien con tomates,
de norte a sur, quizás, si esa es la trayectoria,
acaso sea a quien estoy buscando.
Me preguntan todo el tiempo:
¿qué le regalarías a tu amor?
A mi amor yo le regalaría las mejores
plantas de tomate para que las ponga
al sol. En otros lugares le dicen tomateras
o tomate, la parte por el todo, el fruto
por la planta, como si fuera el dueño
de los pájaros o el que ordena los árboles.
Le regalaría las mejores plantas, cada una
diferente, pero de cada una la mejor.
Ella regresaría del mar —donde duerme—
y dejaría caer sobre la mesa un gran pez,
un atún, una manta o un bacalao.
Seríamos felices viendo crecer las plantas
en el salón y pondríamos agua en una esquina
para que el gran pez beba y engendre.
Si el gran pez es un atún, de su unión
con el tomate saldrán calabacines,
si es un bacalao o una manta llenaremos
la casa de berenjenas y alcachofas.
A UNA POETA FUTURA
Sería extraño no estar en crisis
y que no haya quienes ejerzan
—con evidente equívoco— el poder.
Ten presente que la abundancia
es primer síntoma de penuria
y que las plagas se anuncian festivas.
No te dejes llevar por la angustia
o las ciencias económicas, baila
e intercambia encargos
que iluminen ideas ajenas.
Si comes, duermes y los tuyos
se van en orden, celébralo.
Deja a los filólogos la vulgata
y anota lo que harás el lunes
para que nadie te lo arrebate.
No hagas caso a las máquinas,
responde, recopila, reenvía,
salvo cuando tu vida esté en juego:
un tren podría ocultar otro,
no fumes en el metro,
última parada,
aléjate de la línea amarilla.
Huye de los mecenas
y di estar siempre haciendo otra cosa,
nunca digas escribiendo poesía.
Cuando lo hagas evita lo bélico
pero sé combativa, no complazcas
pero permite que los muchachos
se enamoren a tus espaldas,
disiente, sé amable ocurra lo que ocurra,
recita a Safo, Ovidio y Catulo
y no creas a quienes venden
éxito, felicidad o progreso.
La prosperidad: sábanas, platos
y alguien que te quiera mientras escribes.