VII Concurso Literario Luvina Joven
Ya viene
el viento
sordo que pesca.
La mar colecciona amores
que le dibujan las entrañas.
Paloma negra, devuélveme el Trópico
y la vitola que te llevaste.
Ven por el bolero que enterré
en la tierra roja del jardín.
Ya no hay nada, Adela,
no dejó ni rosa, ni vaso, ni ahorcado.
Doble pulsión al recoveco;
mover y morder
ambas los huesos y el alma.
Recorre venas la hiel
sin mirar, saboreando
la sangre coagulada,
entregándose al deseo.
Inunda de sol la saliva
para que se ahoguen ideas en el estómago.
En la garganta un nudo de orina.
Suéltalo.
Llóralo.
Viértelo.
Riégalo
para colorear sendero.
Y al estertor ronco,
déjale soñar que vas a volver.
Sujeto no unitario, múltiple converjo.
Se destruye gustoso de saberse
preso y liberado de la izquierda traidora.
Uróboros es agua sempiterna,
cuerpo poseído, desierto
inagotable florece.
De mis siete restos
surge el todo,
devorado.