Preparatoria 13, 2014 B
Los invisibles átomos del aire
en derredor palpitan y se inflaman,
el cielo se deshace en rayos de oro,
la tierra se estremece alborozada.
Oigo flotando en olas de armonías,
rumor de besos y batir de alas;
mis párpados se cierran… ¿Qué sucede?
¡Es el amor que pasa!
Rima X. Gustavo Adolfo Bécquer
Me gustan los días de abril, justo en la primavera cuando salgo de mi casa y el sol radia con fuerza, cuando se escuchan risas de los niños pequeños jugando a ser mayores. Un día cualquiera fui a dar un paseo por la orilla de la playa. Sentía el crujir de la arena masajeando mis toscos pies. Todo estaba tan callado, sólo se oía el mar con sus secretos y yo con mi vida. Después de un par de horas caminando y recolectando los regalos que me aventaba el mar, me puse a pensar (algo que no hacía ya hace tiempo). Pensé la trayectoria que lleva mi vida y pensé que ésta la he hecho completamente solo; claro, siempre me ha acompañado mi hermosa guitarra, la cual me ha dado solvento para comer además de tomar el papel de la caja fuerte de mi vida junto con mis historias, pero ella no se compara a un precioso ser humano de carne y hueso.
Decidí ir en busca de mi amor, de mi compañía, de un ser humano.
Me senté en una de las tantas bancas del boulevard y esperé. Pasaron varios días y no notaba alguien que me volteara a ver con ternura, con amabilidad, a nadie que conociera el amor. ¿Quién soy yo para saber quién lo conoce o no? Sólo soy un solitario en busca de algo que no conoce, sin embargo, soy de esas personas que no se rinden fácilmente, así que decidí esperar un par de meses más.
Tiempo después (no estimo cuánto, pero supongo que bastante porque ahora mi barba y cabello llegan a mi cintura y, además, estaba atado a la banca), comprendo mi alrededor, hasta dónde mi cerebro me puede llevar. Con este precioso clima de abril, con la arena rozando mi piel, volteo hacia el cielo vacío que no lo acompaña ninguna nube. Escucho el mecer de las olas formando una melodía en mis oídos, esta melodía me jala hasta llegar a la orilla del mar donde me tiro entre las olas. Siento que vuelo entre agua fresca y espumosa llena de regalos únicos. Mis parpados se van cerrando, voy tocando la profundidad. ¿Qué es lo que sucede? ¡Es el amor lo que pasa! Mi querido océano, cómeme y hazme parte de ti, mi guardián, mi consuelo.