Ánforas o De la conquista de las fuerzas imaginantes en la obra de Dolores Castro

Sayuri Sánchez

(Guadalajara, 1993). Su libro más reciente es Bas Jan Ader: Retrato de un gusano blanco (Sindicato Sentimental, 2021).

Este mundo se puede complicar 

un poco, pero no va a desaparecer.

Dolores Castro

En este continente que agoniza

bien podemos plantar 

una esperanza.

Rosario Castellanos 

i

La primera ocasión que decidí ir a Ciudad de México fue para buscar a Dolores Castro en compañía de una amiga. Era el año 2013, tenía veinte años y cargaba la euforia de una perra romántica que va tras su Cesárea Tinajero. Ahora, en retrospectiva, agradezco que mis herramientas de detective no hayan sido suficientes para encontrarla en aquella ocasión. Pasaron los años universitarios marcados por lecturas muy masculinas; La náusea en el aula contrastaba con mis lecturas fuera de ella: Patti Smith, Cristina Peri Rossi, Rosario Castellanos. La obra de Rosario, irónicamente, me llevaría a una optativa de Literatura Hispanoamericana que profesaba la doctora María Dolores Pérez, quien me compartió lecturas valiosas más allá de la escuela, sobre todo de la misma Lolita; para mi suerte, este trazo brindaría a mi búsqueda poética un sentido pragmático. Pareciera obvio que el género de la poesía se trabaja desde la realidad próxima, mas ¿qué hábitat evocamos en dicha construcción? ¿En qué momento decidimos contrarrestar la búsqueda de recursos naturales en el panorama creativo? 

Dolores y Rosario, además de una fuerte amistad, compartirían una complicidad literaria que se desglosa en su prolífica descripción de paisajes, elementos naturales, así como la transfiguración de éstos en relación con el conflicto narrativo. En el caso de Castellanos, esta constancia permanece tanto en su primera novela, Balún Canán (1957), como en sus poemas de largo aliento: Apuntes para una declaración de fe Trayectoria del polvo. Ya a mediados de la década de 1960, ambas poetas se deciden por caminos distintos en la escritura, sin dejar de profesar su sentido crítico en todo momento. En Rosario se patenta la urbanidad para el (urgente) análisis de roles de género; en Dolores, desde Trayectoria del polvo (1949), la selección de los elementos exteriores se torna decisiva para la cadencia y el ritmo de la obra poética. Sí, el misticismo está presente a partir de la invocación de la naturaleza como un origen, y lo que hace contestataria y transparente la voz de Castro es este mismo elemento divino dentro del registro poético que ubica al ser humano a la par de las demás especies. 

A partir del ensayo Del sonoro silencio. El sentido de la revelación poética en Dolores Castro, de Gloria Vergara,[1] podemos señalar cuatro características esenciales de la poética de Dolores Castro: 1) el rescate de lo cotidiano; 2) lo divino y la sencillez (dicotomía que nos podría acercar a una especie de sincretismo si pensamos en las propiedades líricas de los icnocuícatl o los xochícuicatl); 3) la palabra como contención,pues justo como afirma Dolores, las palabras son «ánforas de la experiencia vivida», y 4) el silencio, que si bien es indispensable para el ritmo, en este caso se relaciona con la metáfora del ánfora, y es que nuestra especie, con la palabra misma, tiene la capacidad de brindarle un peso al silencio (pp. 33-48). Y en esta faena es importante saber cuándo el silencio se vuelve insostenible. El dolor en el ánfora es parte de la revelación, como el amor en ocasiones se torna renuncia y, en algún momento, despedida:

Aquí voy en el río
desconocida, larga.

Y cabeceo en el viento
como el toro,
que en éxtasis levanta
la llama de sus ojos,
brillantes por la sed
de oscuras aguas.

Y me hundo en la noche
como en el conocido pecho
de mi madre,
húmedo y sin palabras.

ii

Sostengo por primera ocasión en mi vida una paloma con mis manos. Está cansada y sus ojos parecen antiguos. Se queda quieta y me quedo quieta con ella. Al momento de soltarla, cae muerta al piso. Evoco esta anécdota para tratar de ilustrar los cauces del quehacer poético de Dolores Castro. Su poesía de largo aliento dentro de nuestra contemporaneidad funge como una gran herramienta para enseñarnos a distinguir las pérdidas que son propias de las mismas fuerzas imaginantes; las muertes naturales o la herida del vuelo; en contraste con los daños colaterales provocados por nuestra especie; la deforestación, la explotación de recursos naturales. 

Gaston Bachelard describe las propiedades de las fuerzas imaginantes de la siguiente manera: «ahondan en el fondo del ser; quieren encontrar en él a la vez lo primitivo y lo eterno. Dominan lo temporal y la historia».[1]Y, en el caso de Castro, a diferencia de los paisajes míticos heredados por las fábulas o la prístina inverosimilitud de la naturaleza dentro del misticismo en nuestro contexto, nos enfrentamos a las sequías graduales: 

Pasarán los ríos,
callarán algún día para siempre.

(De Siete poemas, 1952).

Todo está bien:
no mintieron los rostros de las cosas,
sólo sabían brillar
en su secreta forma de caer,
sólo sabían decir
es así, así es,
mientras acrecentaban su caída.

(De Qué es lo vivido, 1980).

Es en esta imperfección donde se esconde lo íntimo, se llega a la conquista de las fuerzas imaginantes y se hereda la inconfundible pregunta a más de un mes de la partida de Lolita: ¿qué es lo vivido? 

Escribo todo esto desde el mar, donde vivo ahora. Antes, he escrito un poemario cuyo contenido, según la poeta tapatía Cindy Hatch a partir de su esmerada lectura, se relaciona con la ecopoesía. De todo esto, en ocasiones pienso que sin el legado de Dolores Castro no estaría aquí, con el ánfora a cuestas, esperando la lluvia. O el ritmo. O la ruptura de la noche.

BIBLIOGRAFÍA

—Dolores Castro, Viento quebrado. Poesía reunida, Fondo de Cultura Económica, México, 2010. 

—Periódico de Poesía, diciembre 2015-enero 2016: https://tinyurl.com/DoloresCastro 

—«Rosario Castellanos, amante fiel de la poesía: Dolores Castro»: https://tinyurl.com/DoloresCastro1


[1] Gaston Bachelard, El agua y los sueños. Ensayo sobre la imaginación de la materia, Fondo de Cultura Económica, México, 2003, p. 7.


[1] Gloria Vergara, «Del sonoro silencio. El sentido de la revelación poética en Dolores Castro», Identidad y memoria en las poetas mexicanas del siglo xx , Universidad Iberoamericana, México, 2007.

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