Preparatoria 7 / 2012A
Sabía desde el primer momento que te vi, que eras más que un sueño imposible. Tu largo cabello negro, tus labios rojos y carnosos, una diosa griega entre los mundanos. Pero había algo que nos separaba, y no solo era tu amor perdido de otro. Yo estaba atrapado en cuatro blancas paredes, quería salir, correr, gritar, pero sobre todo…amarte y…matar. ¡Ah!, cómo anhelaba cortarte en finos trocitos y guardarte bajo mi almohada, sentir tu cálida fuente vital carmesí por todo mi ser. ¡Ah!, cómo deseo cambiar este monótono blanco, tan aburrido, por el inmenso rojo de la pasión, que la pintura sea tu sangre y los adornos tu cuerpo para sentirte por toda la eternidad… Pero no puedo salir de este maldito lugar, los monstruos de blanco me dicen que tú, mi amor, ya no estás aquí, me engañan diciendo que jamás volverás, pero sé que mienten, ¡mienten! Yo te veo, pero ellos no.
Llevas tu hermoso vestido azul manchado de rojo, tu piel hermosamente blanca y al mismo tiempo escalofriantemente gris. Esos ojos negros, pintados de morado intenso, tu cabello negro y alborotado, esos labios rojos ahora están pálidos y resecos por el uso. Tu piel fría y áspera. Yo te sigo viendo en las noches, tú me observas y me sigues a donde quiera que vaya, pero cuando me acerco a ti o te llamo simplemente te alejas y desapareces. Te veo, pero ellos no. Dicen que estoy loco, dicen que yo te maté una noche, pero no es verdad ¡No es verdad! Yo solo te amé, te amé con todo mi ser.