Abre su fruto caliente con la rasgadura de los dedos del deseo. Abre su deseo con los destructores desgarrando la nervadura. El dolor al rugir pregona incendio. Abertura a toda costa.
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Carne meciéndose en su oleaje de espeso aletear. Noche de carne que te cubre con el hueco de mi voz cuando trato de decirlo todo de un solo golpe, cuando la piel se desdobla en la hinchazón y el alcohol brilla desde mi torpeza, y forma círculos en mi superficie con las yemas de sus dedos, dedos tibios de no poder decir.
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Carne hasta el temblor. Cubro tu carne con mi carne de alcohol su oleaje. Si cierro los ojos no me dejes entrar, salir de nuevo.