¡Ay, no seas india! / Itzia Gabriela Valdez

Preparatoria Vocacional
2019-A

¡Ay, no seas India!
      Esas palabras hicieron que sus puños se apretaran con fuerza, hizo una mueca de disgusto y siguió su camino hasta llegar a su casa, desde que llegó a la ciudad ya había perdido la cuenta de todas las veces que había escuchado esa frase, apretó su mandíbula y sus manos comenzaron a juguetear nerviosamente con sus trenzas largas y negras.
      Al sonar el timbre dio un pequeño salto en su asiento de metal y observó en la esquina cómo el salón se iba llenando de más personas y fue entonces que se dio cuenta que todos tenían una piel hermosa de un color dorado precioso, parecían haber sido besados por el sol con ternura, hasta había algunos con piel más blanca que la nieve, nunca eran como ella hasta el color de cabello era más claro. Maldición sus ojos no eran negros como los de ella y entonces entró al profesor y ella se quedó sin aliento, él era culto y rubio, su piel era pálida y tenía unas fascinantes ojos verdes, cuando sus ojos chocaron él le dirigió una mirada de desprecio y ella deseó desaparecer. Los murmullos comenzaron: “Mira una india”. El profesor se aclaró la garganta y comenzó a escribir en el pizarrón, pero se le olvidó remover la tapa a su marcador: “Ay, perdón, que indio soy”, masculló en voz alta, una sonrisa pícara se había dibujado en su rostro y la observaba con disgusto. Todos se rieron. Todos menos ella. Ella sólo apretó sus puños hasta sentir sus uñas clavadas en su palma.  –No soy una india– susurró.

 

Comparte este texto: