soy nadie mi nombre es nadie mi nombre no yace sepultado junto a mi cuerpo mi única pertenencia lo único que tenía robado arrancado por la fuerza vuelto jirones como mi piel como mis vísceras sepultado aquí en este lugar que tampoco tiene nombre o no lo tiene para mí o nunca lo tuvo llegar aquí desde tan lejos a este lugar sin nombre para terminar sin nombre sepultado en esta tierra idéntica a toda la tierra a la tierra que dejé atrás a la tierra que perseguía a la tierra prometida caminar en mi vida sólo supe caminar nunca hice otra cosa andar desde niño con las botijas de agua al cuello andar con los adobes con los terneros con los pollos caminar por el lodo hacia el riachuelo caminar del riachuelo hacia la casa caminar cuatro kilómetros a la escuela caminar cuatro kilómetros de la escuela a la casa caminar las jornadas a la milpa caminar la milpa de arriba abajo con las semillas en la mano sobre la tierra sin agua esa tierra tan parecida a esta tierra sin nombre donde me hallo sepultado a esta tierra donde me fue arrancado el nombre como quien arranca una muela caminar siempre supe caminar nadie camina como yo caminar de la niñez a la juventud de la juventud a la madurez con eso basta caminar bajo la sequía y la tormenta caminar del villorrio al municipio caminar de sol a sol por unos pesos caminar del municipio a la ciudad caminar de nuevo porque alguien te robó los pesos que has ganado igual que luego te robarán el nombre qué bien sé caminar de la ciudad al río del río a la montaña de la montaña al llano del llano a la selva de la selva al desierto caminar de mi país al país vecino y allí seguir caminando ya sin nombre o con un nombre que podía ser el mío o podía ser otro en tierra extranjera los nombres no importan uno puede inventarlos mejorarlos un nombre vale lo mismo que otro aunque un hombre no valga lo mismo que otro caminar pues sin nombre o con el nombre escondido o muy adentro en el corazón para que no se note para que nadie quiera robártelo caminar jornadas enteras por esa tierra extranjera tan parecida a mi tierra a la tierra prometida sortear a los policías a los soldados que tampoco tienen nombre ocultos bajo sus uniformes y sus máscaras caminar por el día caminar por la noche escudados en la noche para que nadie te vea para que nadie te reconozca aunque nadie pueda reconocerte porque ya a nadie le importas caminar despacio caminar aprisa caminar con una pistola apuntándote a la cabeza amenazado por ésos que tampoco tienen nombre o si lo tienen no importa ésos que también se han cambiado el nombre que también lo han ocultado para que nadie los reconozca aunque al final da lo mismo qué más da un nombre u otro decir fue éste o aquél decir el señor tal o el señor cual de esa tierra lejana yace aquí en este tierra que no era suya en esta tierra sin nombre yace ese señor sin nombre que se dirigía a la tierra prometida qué más da mientras caminas con la pistola apuntándote a la espalda caminar no hacia la frontera no hacia la tierra prometida sino hacia esa tierra que a fin de cuentas ha de parecerse tanto a tu tierra caminar despacito muy despacito porque cada paso es la cuenta de tu vida de esa vida que no ha sido sino caminar hacia el norte caminar porque los hombres no se quedan quietos porque no se resignan porque no se conforman aunque la tierra lejana la tierra prometida sea tan similar a la tu tierra a la tierra que dejaste atrás sobre todo porque la tierra se ve igual cuando estás sepultado en ella porque la tierra huele igual cuando te cae encima porque la tierra sabe a tierra aquí igual que en tu tierra y en la tierra prometida caminas despacito digo muy despacito no por miedo no por cobardía sino para que cada paso dure para que cada paso cuente para que al menos eso te quede del camino oyes las voces que te amenazan las voces que te insultan las voces que te apremian las voces de esos sujetos sin nombre que están a punto de robarte el tuyo de esos hombres que no pueden robarte otra cosa porque no tienes otra cosa porque has dejado todo en el camino porque eres nada porque eres nadie caminas das el último paso oyes las voces que festejan oyes los disparos lejanos muy lejanos como si ocurrieran en otra parte como si no se dirigiesen a tu cuerpo como si no fuesen a incrustarse en tus músculos y en tus vísceras no piensas en nada no piensas en tu nombre que a fin de cuentas no importa ni piensas en el camino ni en la tierra prometida tampoco piensas en esos sujetos sin nombre que te emboscaron en el camino y al no poder robarte nada te despojan de lo único que te queda al final lo único sabes que has perdido tu nombre pero no has adoptado el suyo al menos no te han contaminado con su nombre terrible al menos no te has vuelto uno de ellos entonces caes a la tierra sin nombre ya sin nombre caes caes y la tierra cubre tu cuerpo la tierra sin nombre que sabe igual que en tu tierra que huele igual que en tu tierra y en la tierra prometida eres nada eres nadie ya no caminas ya no caminas por fin ya no caminas.
* Este texto forma parte del proyecto 72migrantes.com,coordinado por Alma Guillermoprieto, en el cual escritores, periodistas y fotógrafos escriben sobre los setenta y dos migrantes centro y sudamericanos asesinados en el estado de Tamaulipas en 2010.