Poema / Charo Ruano


Primero vino un hombre

De paciencia infinita

Manos grandes y ásperas

Que trajo escuadras, metros

Aparatos extraños

Con los que revisó

Rincones, grietas, ventanas

Paredes maestras y vigas abombadas

Hizo cálculos y movió la cabeza inquieto

 

A los pocos días

Envió un informe detallado

Y nos aconsejó

«Urge reconstrucción»

 

 

Pusieron los andamios

Instalaron la grúa

Cerraron con mallas el edificio

Y nos aconsejaron paciencia

 

Dentro de la casa

Nos sentíamos seguros

Sobre todo ahora

Rodeados de hombres

Que velaban porque nuestra

Frágil vivienda

No volara por los aires

 

Unos días más tarde

El encargado, el hombre

De manos grandes y ásperas

Vino a tomar café y dijo

Que temía que el mal

Hubiera invadido los cimientos

 

 

Nos aconsejó trasladarnos

Mientras revisaban la casa

Ordenadamente y con total libertad

Pero nos negamos

¿Adónde ir?

Adónde si todo nuestro amor

Nuestras diferencias

Nuestros rencores

Nuestras pocas esperanzas

Estaban entre aquellas paredes

 

Fuera no había nada

No hay nada

Así que clausuramos la casa

Puertas y ventanas

Nos cerramos al sonido y a la luz

Después de reponer víveres

Libros, música, películas

Y nos dispusimos a convivir

Con la legión de expertos

En desastres

 

 

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