Final feliz / Alba Huerta Pérez

Preparatoria 11

La princesa que espera en la torre a su príncipe cae de ella. Descansa en paz, inerte, sobre el lomo del dragón que la custodiaba, ese atroz animal que fue hechizado algún día para que obedeciera siempre la orden de cuidar de una princesa.
    El animal es liberado del hechizo y se convierte en el hermoso príncipe que algún día fue. Allí, a diez metros de altura, en pleno vuelo y con el cuerpo de la princesa sobre la espalda, allí se rompe el hechizo.
Caen ambos cuerpos al río que rodea el castillo y son devorados por los cocodrilos.
¿Final feliz? ¡Pues claro!
A los cocodrilos que nadan en los estanques de los castillos de los cuentos de hadas jamás se les toma en cuenta. Éstos estaban hambrientos y tuvieron la oportunidad de comer un banquete finísimo, de realeza. Por ahí se cuenta que la carne de príncipes y princesas es más blandita y jugosa de lo normal.
    Ahora sí que vivieron felices, aunque no para siempre, pues es bien sabido que la princesa llevaba encerrada en la torre un buen rato y el dragón (o sea el príncipe) volaba y volaba y no hacía más, con lo que se concluye que ambos cuerpos no tenían mucho que comerles y la población de cocodrilos en aquel estanque cada vez va en aumento, pues seguido los cocodrilos tienen cocodrilitos.

 

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