Preparatoria de Tonalá
Estiré mi brazos tratando de sentir la calidez de tu rostro, pero sólo sentí el roce del frío viento entre mis dedos; me perdí entre esta densa oscuridad que no me deja verte, escucharte o siquiera sentirte. No quiero que te vayas de mi lado, sólo quiero sentir la tibieza de tu rostro en mis dedos, quiero sentir la incandescencia de tus abrazos contra mi cuerpo.
Estiro mis brazos esperando que sigas ahí, pero sólo siento la brisa de un llanto entre mis dedos: un llanto sereno, ligero; ese llanto es mío, un llanto que apareció. Te perdí y estiro mis brazos buscándote, sin encontrarte.
Me siento tan sola, tan triste, porque no te tengo a mi lado y sólo me dejo envolver en mi llanto, rogando a los dioses que habitan el Cielo que te devuelvan a mi lado, que pueda sentir de nuevo la tibieza de tu rostro, la incandescencia de tus abrazos.