Preparatoria Regional de Jocotepec / 2020 A
Querida mamá:
Antes que nada, ¿cómo estás?, ¿cómo están todos? Realmente espero que se encuentren muy bien, sabes que si sucede algo siempre puedes llamarme.
Te escribo para contarte un poco de mi vida en este nuevo mundo, es buena y diferente; pero aun así no puedo dejar de pensar en estar allá, contigo.
Justo ahora estaría feliz de verte volver del trabajo. Te abrazaría y escucharía alguna de las historias de lo que pasó allá. Esas anécdotas me parecen largas y confusas, pero no sabes lo que daría por escuchar una ahora mismo; por escuchar tu dulce y alegre voz, por ver tu rostro lleno de energía a pesar de tantas horas de desvelo, por sentir un cálido abrazo tuyo una vez más…
Me arrepiento tanto de no haberme dado cuenta de lo que tenía. Vivía envuelta en mis caprichos y complejos. Ahora es tarde; esos caprichos y complejos son lo único que me queda.
He perdido la tranquilidad que sentía. Me siento sola y angustiada. El tiempo que podría estar pasando con ustedes se va. Se va en cada paso que camino en esta ciudad intimidante y ajena, se va en cada actividad que hago para distraerme, se va en cada lágrima que derramo pensando en lo que estoy perdiendo.
Es como si estuviera viendo la vida de alguien más en una pantalla, de la cual no puedo desprenderme; como si fuera un sueño, o más bien una pesadilla, es todo… menos mi vida.
Mi vida está con las personas que amo, sobre todo contigo. No con desconocidos que me miran como invasora, como algo raro e inferior.
En fin, sólo trato de desahogarme; no quiero tu lástima, mucho menos tu dolor. Lo último que querría es que te ahogues conmigo. Sólo quiero que sepas que te amo, y no te preocupes, haré todo lo posible por vernos de nuevo.
Te quiere tu hija
Andrea