In memoriam † Francisco Toledo
Lengua arrulladora
Mi madre fue al internado,
las religiosas le enseñaron español.
Hablaba wayuunaiki con sus amigas indígenas.
Era una fiesta su conversación.
Le salían de la boca sonidos misteriosos, fuertes,
Imperceptibles, largos.
Parecían danzar, por el aire, las palabras.
A mí me demandó: Hablarás perfecto la lengua del arijuna;
no te llamarán guacamaya.
Fui obediente.
No decía anoui tümain sino: En mi tierra desierta
No decía erre shirrain uchika sino: Cantan los pájaros
No decía katsinsü joutaikat sino: el viento es fuerte.
Mamá, ahora no puedo arrullar a mis hijos
como tú me arrullaste a mí.
Guardo silencio
En mi aldea las palabras son dulces,
Sonoras, a veces se apagan,
pero resurgen como campanillas alborozadas.
Cada árbol tiene su nombre: Cujì, mocochirra, tua tua.
Las aves cantan su nombre: Shio purik; shio purik, pitchirrí,pitchirrí, coc, coc.
Puedo decir si amo: Aìs tapura pía
Puedo anunciar el dolor: Aìs tekì
Tu idioma, amigo blanco, no lo conozco,
Por eso guardo silencio en tu ciudad.