Preparatoria 3
Anoche desdoblé la vida, los torrentes: los venenos: los licores.
Pasé la noche observando la belleza de una mujer por debajo del polvo.
Le veía las tetas del dominio público, miraba sus pezones distraídos.
La llamé, la senté en mis rodillas y le hablé disimuladamente a sus aureolas -astros en el sueño blanquecino de su piel-; todo en secreto.
Pasaba la noche y yo así nada más… todo aquí es gente misteriosa y disimulada: yo era ellos y ellos eran yo.
A la noche le perdía el gusto, la fuerza a los días, a la vida, a la muerte y a mis propias alas.
La noche no era yo, ni la mujer, ni su polvo, ni mi trago, ni el vaso que la sostenía, ni los pezones extraviados como los ojos del cielo.
¿Quién era yo?
¿La mujer, su belleza o sus pezones, o el tipo de atrás de la barra, animando?
Eso sí, no era yo.
¿Era el viento o el mesero, o la ruca de alquiler de al lado molesta, o el tendero o la muerte o la circunstancia?
¿Quién era yo?
Eso sí, era de noche.
Era, era el cantante rugiendo en la pantalla del LCD, o era el efecto lisérgico del LSD (una letra cambia todo y más si quiero saber quién soy).
O eras tú quien veía a la mujer y sus pezones perdidos, o era el pasado quien veía a la mujer y sus pezones, al tipo de la tele y al efecto del LSD.
O era el futuro quien se cuenta ésta a la hora de dejar los ladrillos y la mezcla de un futuro y se divierte en su periodo de descanso.
¿Quién era yo?
¿Quién soy yo?
¿Quién seré?
Eso sí, no soy el tiempo; soy la distancia, ¿y el espacio?
Tal vez sea la mujer.
Soy más distraído que los pezones y vi a todos al momento de comenzar.
Estoy asustada o asustado y nervioso o nerviosa, estoy drogada o drogado con lisérgico, y el hombre que lame mis senos era el que veía mi belleza debajo de mi polvo y quien me pregunta ¿qué pasa?
Y el…
el último género acaba conmigo.