Escuela Politécnica, 2014 B
El fatídico encuentro con el final de los días de mi vida actual se desató de manera tan rápida que me pareció imposible que fuera real. Sus palabras, tan afiladas como hojas de afeitar, se dispararon contra mí a una velocidad inmensurable. Fui incapaz de esquivarlas y acabaron con mi alma. Como pago por tal trato, le destrocé el corazón en mil pedazos, repartidos en los recuerdos que ella y yo creamos juntos.
Después de la última despedida me sentía desgarrado, incapaz de moverme por voluntad propia. El aire a mi alrededor se volvía cada vez más denso, casi como el cemento, impidiéndome respirar. Las criaturas a lado mío deambulaban sin dirección ni sentido aparente, volviéndose más indescriptibles a medida que avanzaban, bien podían ser humanoides, estiloides, o… ¿los dos? El más extraño de estos seres apareció cuando mi vista se fundió en el firmamento gris y desolado. Yo estaba esperando mi rendición final cuando la vi: una figura alada de plumaje plateado descendiendo de una nebulosa gris, tan lejana y tan pura; corrí para alcanzarla al vuelo y poder escapar así del dolor, de los recuerdos y del crimen del que se me acusaría en cuanto se supiera la verdad.