El mal, triunfante
La perversidad no concibe que haya nada inconcebible. Esta novela, cuya lectura se impone como una prueba de resistencia al asco y al horror (prueba posible de remontar gracias a la potentísima prosa de Kohan), comienza contando lo que hace una sociedad de monstruos, movidos por el dinero pero también por la convicción de que el modo que idearon para conseguirlo —eficacísimo, sencillamente al alcance de sus toscas imaginaciones— constituye un mero servicio que están brindando a otros como ellos. Continúa demostrando cómo el mal no tiene por qué verse estorbado por ninguna forma de justicia. Y transcurre como una sobrecogedora corroboración de que lo peor que los hombres pueden ser es posible porque, si algo no les faltará jamás a los perversos, son inocentes.
Fuera de lugar, de Martin Kohan. Anagrama, Barcelona, 2016.
Hombre de letras
Puesto a dar cuenta de sí mismo —en ocasión de recibir los numerosos premios que se le han otorgado, por ejemplo—, Fernando del Paso asienta las razones, que los lectores de sus novelas ya habrán podido intuir, de que su obra haya sido posible gracias al universo literario del que el autor es a un tiempo habitante y creador. Esta reunión de artículos, ensayos y discursos del ganador del Premio Cervantes funciona, así, como una pertinente puntualización de las causas históricas, biográficas y culturales de una obra monumental, pero también admite ciertas curiosidades muy agradecibles, como la carta que escribió a Rulfo cuando éste murió, o el último de los artículos sobre futbol que asombrosamente se vio orillado a despachar durante el Mundial de 1982.
Amo y señor de mis palabras, de Fernando del Paso. Tusquets, México, 2015.
Ensayos libres
¿«Al tuntún»? La expresión, en el español mexicano, quizás equivalga a «al ahí se va». Aplicada, como indica el título de este libro, a la escritura ensayística de Fabián Casas, puede significar que dicha escritura se halla felizmente desembarazada de preocupaciones innecesarias y, gracias a ello, progresa en la consecución de sus hallazgos no sólo con una velocidad admirable —la urgencia como marca estilística— sino también con una libertad resuelta en un ánimo o un humor bajo cuya apariencia están diciéndose cosas muy serias e invariablemente sorprendentes. Es un ensayista que escribe porque quiere saber qué está escribiendo, y porque cuenta con nuestra participación en sus asombros, en sus cavilaciones, en sus perplejidades.
La supremacía Tolstoi y otros ensayos al tuntún, de Fabián Casas. Seix Barral, México, 2016.
Sobre la muerte voluntaria
Es, sí, una inmersión en el enigma del suicidio. Pero no solamente: también en cuanto está dado a las palabras hacer con semejante materia, y con la materia que constituyen los destinos de quienes quedaron sabiendo de esa muerte, tocados por ella, y con las implicaciones que la muerte voluntaria tiene para lo humano. Meditaciones informadas por una voluntad poética, poesía que aspira a ser comprensión, pero acaso sólo devuelva constancias más irrebatibles de la hondura de su problema, urdido con la memoria y la conjetura y la imaginación de lo incontestable, este libro tiene como motivo el suicidio de la abuela materna del autor. «El suicida no es bienvenido en el espacio de lo humano, el suicida es un malogrado» .
Ensayos malogrados, de Alejandro Tarrab. Cuadrivio, México, 2016.
Ver el cielo
¿Cómo aprendimos, cuando niños, a mirar el cielo? ¿O en realidad nunca lo aprendimos? En la sencilla historia de Nina y su perro Toto, ambos obtienen un aprendizaje fundamental: ante la adversidad, lo que corresponde es trabajar y sobreponerse. Pero sus lectores —y, particularmente, sus lectores idóneos: los que empiezan a serlo— pueden aprender también que la observación del mundo, por ejemplo de las nubes, es muy importante para la vida. Y al pasar por las palabras que van acompañándose de las imágenes de esa niña y su amigo, y del espacio que habitan, hecho de amor y responsabilidad, también irán sabiendo cómo la lectura es una forma óptima de ir emprendiendo esa observación fundamental —que es lo mejor que puede hacer un libro bello como éste.
Toto, Nina y su cosecha celestial, de Paloma Patlán, con ilustraciones de Chiki Peralta. ceca Jalisco, Guadalajara, 2016.
Lengua viva
El ladino o judeo-español es una lengua en vías de extinción. Eso se dice y eso ha narrado la poeta Myriam Moscona en su crónica/memoria Tela de sevoya. Sin embargo, ahora es ella misma la que revitaliza el idioma de sus ancestros, judíos sefardíes, en su libro de poemas Ansina. En el poema «Tomaron ayre», de la sección De morideros (el libro está formado por cinco apartados), Moscona dice: «a fazerme avlar / vozes / vinieron / i empués / tomaron ayre». La autora de libros de poemas memorables como Las visitantes, Negro marfil y El que nada recurre al ladino para seguir su camino poético en Ansina, con textos profundos, llenos de conocimiento, humor y música que vienen de siglos.
Ansina, de Myriam Moscona. Vaso Roto, México, 2016.