Narrador y ensayista consumado, Hugo Valdés (Monterrey, 1963) retorna al género negro en su novela más reciente, El asesinato de Paulina Lee, un amplio relato del crimen de una joven china de dieciséis años ocurrido en Monterrey, Nuevo León en 1938. Su cadáver, cosido a puñaladas, fue encontrado en un terreno baldío en la parte posterior de un céntrico hospital (hoy inexistente). Casi de inmediato, un joven compañero de trabajo fue inculpado y sentenciado, más por la presión de los medios y de ciertos grupos sobre las autoridades que por las pruebas en sí, pues durante la investigación surgieron interrogantes sobre el móvil y la identidad del asesino.
Abordar una historia que en buena medida forma parte del folclore local no es una tarea sencilla. Que la novela resultante sea efectiva, abrumadora y cautivante para el lector es un mérito notable de su autor, quien mediante una prosa compleja y desafiante arma una narración truculenta y, por momentos, confusa y desconcertante para el lector desprevenido.
Para Hugo Valdés, la violencia es una parte intrínseca de la condición humana, un componente esencial y recurrente en las letras mexicanas y regionales. En una entrevista reciente explica la génesis de su más reciente novela: «Por la naturaleza de esta historia, yo tenía que recalar en hechos violentos, en algo que derivó en lo trágico, y cierta reflexión por voz de alguno de los personajes me condujo a asentar y reiterar que Monterrey tiene un sustrato violento, que sólo gusta de mostrar la buena cara, los buenos modales, la dinámica civilizada de su vida. Debajo de ella late el pulso de un bárbaro».
Esta dualidad, la cual se refleja prácticamente en cada faceta de la vida cotidiana de Monterrey (más cercana a Estados Unidos que al resto de México, no sólo geográfica, sino culturalmente), es el tema fundamental de la novela. La violencia en la capital de Nuevo León, que hace algunos años llegó a acaparar encabezados de la prensa nacional y extranjera (cuando la ciudad se convirtió en el teatro de un cruento conflicto entre cárteles rivales), no es un fenómeno reciente ni aislado. El crimen es un componente inherente de la ciudad, un elemento brutal, indisociable e ineludible en la historia de Monterey al dejar de ser un pueblo en el árido noreste mexicano para convertirse en una urbe industrial y pujante.
Es común atribuir esta prosperidad al carácter trabajador y práctico de «los regios», poco dados a la ensoñación, quienes descartan cualquier idea utópica o fantástica con un «Ya ponte a jalar». Sin duda la laboriosidad incansable contribuyó a forjar la imagen de la ciudad hasta consolidarla como una recia y a la vez moderna metrópoli en medio de un erial. Pero el pragmatismo también eliminó la buena consciencia de mucha gente, que se fue acostumbrando a voltear al otro lado, a ignorar los problemas sociales que iban surgiendo, y a dedicarse a lo suyo: «a jalar». Así, conforme la novela se desarrolla, se confirman el cinismo y la apatía, cuando no la franca complicidad, de mucha gente involucrada, directa o indirectamente, en el crimen.
En cuanto a Valdés, su madurez como narrador es incuestionable. Su prosa, sólida y segura, por momentos intrincada y compleja, refleja de manera significativa tanto su oficio y dominio como escritor, como el habla y el carácter del Monterrey de aquellos años, recurriendo sin temor a términos y expresiones oscuras y quizá ignotas para lectores de otras latitudes o incluso para los regios contemporáneos.
El asesinato de Paulina Lee es una historia truculenta que se atreve a transitar por el género de la novela negra y el relato histórico, incorporando elementos modernos y originales de la narrativa contemporánea. No se engañe el lector: en estas doscientas y pico de páginas no se narra tanto la historia de la trágica muerte de «la chinita» Lee del título, sino el auge convulso de una ciudad multifacética y polifónica. Hugo Valdés busca mover al lector, provocar las más diversas emociones, y para quien le aguante el paso, las recompensas son abundantes.
El asesinato de Paulina Lee, deHugo Valdés. Tusquets, México, 2016.