Escuela Politécnica, 2014 B
Con suaves pasos, las damas se extienden y con movimientos gráciles y rápidos, acompañadas por la luz de su padre Astro y la música eterna del silencio. Cuando llegan por fin a su destino, bajan; en principio, delicadamente. Se acaloran y sonríen al cielo, iluminando vida a cada paso. Tocan tierra firme y reanudan su danza en busca de alguien a quien mimar con sus vestidos largos que ondean al aire.
Buscan y miran; observan y tocan. Su baile sigue y ellas gozan. Comienzan tocando cabezas, acariciando la piel descubierta. A continuación, para finalizar, extienden sus ropas y abrazan a su nuevo amigo, y son felices.
Entonces, un puchero se extiende en sus caras. La gente resopla y las aleja. Una lágrima surca su cara. Nadie parece apreciar a las damas del calor.