POEMA / Categoría Luvina Joven
Preparatoria número 11
Esta lúgubre manía de vivir…
Alejandra Pizarnik
- ¿Quién de ellos no era yo?
Imagino todo lo que no puedo.
Siento todo lo que no debo.
Soy lo que no debería ser.
Me quedo en silencio.
En el callejón,
está oscuro.
Muy frío.
Solo.
Yo.
Depártanme, voces que habitan dentro de mí.
No me dejen solo, que no entiendo.
Extraño el mundo de sueños.
Allá en el que siempre soy.
Vivo o muerto,
pero estoy.
- Voces en la oscuridad
Mis días siempre abordan de noche.
La oscuridad alimenta mis sobras. Las adula.
Me amenazan. Dicen que extinga la luz.
Si pudiera elegir, preferiría la noche al día,
el sótano al jardín.
Sólo después del atardecer,
el hedor de mis ideas y voces impropias
pueden salir de su escondite,
para respirar el aire helado
que le da una belleza grotesca
a su cuerpo deformado.
Desgarran gritos.
Me dicen cosas osadas, hasta abatir dormido.
- Cuestión de vida o muerte
Podemos ser sueño,
Pesadilla o insomnio.
Incluso todo a la vez.
Me encuentro no sé dónde.
Mi habitación se dispersó: mi resguardo. No está más.
La noche se esfumó. Luz del sol, ya no hay más.
¿A dónde se fue toda mi exquisita oscuridad?
¿Por qué ya no me gruñen, voces?
¿Se han ido ya?
No…
…no sé qué haré… sin ellos. ¿Quién seré?
¿Si mis fantasmas
son la mejor versión
de mí?
Solo me quedé. Entre paredes blancas: sucias, asquerosas. Amarrado. Cautivo.
¿Enfermo?
Olvidado, como siempre.
He entendido,
que en la vida:
No está loco el que habla solo. Está solo…