Preparatoria Regional de Tala, 2014 B
Lo miré a los ojos y vi la muerte en ellos. Aunque no estaba cerca de mí, pude percibir aquella sensación sombría desde sus pupilas. Lo vi porque la muerte se siente en donde quiera que estés y esta vez yo estaba en donde ella se encontraba.
Cerré los ojos para darme valor y aceptar que ya todo estaba perdido. Mi cuerpo se inundaba de la sensación más horrible que jamás había sentido al mismo tiempo que mi piel se erizaba de pies a cabeza y el horror invadía mi ser. La noche me envolvió en sus penumbras, comenzó a hacer frío, pero una parte de mi cuerpo aún emanaba calor húmedo e intenso. De repente, sentí que algo era extraído de mi costado derecho acompañado de un calor sutil.
Me sentí débil, pequeña, sola y…
nunca
volví
a
abrir
de
nuevo
mis
ojos.